Prefiero dormirme hambriento que indigestado. Soñaría, mientras muero, con sorbos y bocados. Evitaría la pesadilla del hombre glotón de estar regurgitando su fortuna sobre lo poco que le queda de fruición.
Mi apetito servirá como moneda para Caronte, en tanto el opulento caballero se hundirá en su devaluado dinero. Me muero pobre y a Dios gracias porque mi estómago desocupado me ha ocupado en la vida, mientras mi infortunado y rico compañero ha intentado en vano llenar unas entrañas insaciables.
Al final de cuentas no somos tan desiguales: mis rotos los llevo por traje, él tiene descocido su intestino.
Mi apetito servirá como moneda para Caronte, en tanto el opulento caballero se hundirá en su devaluado dinero. Me muero pobre y a Dios gracias porque mi estómago desocupado me ha ocupado en la vida, mientras mi infortunado y rico compañero ha intentado en vano llenar unas entrañas insaciables.
Al final de cuentas no somos tan desiguales: mis rotos los llevo por traje, él tiene descocido su intestino.
Bueno yo soy d elos que cree que no importa el tamaño del agujero con la suficiente persistencia y la suficiente paciencia todo agujero puede ser remendado
ResponderEliminaruau que bien que escribis.
ResponderEliminar