"Yo no sé hablar como todos, mis palabras suenan extrañas y vienen de lejos,

de donde no es, de los encuentros con nadie.

¿Qué artículos de consumo fabricar con mi melancolía a perpetuidad?"

Alejandra Pizarnik


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sábado, 18 de septiembre de 2010

Comuna 13, la revolución sin muertos

“Siempre hay algo que contar, rumores vienen y van, los chismes siempre llegan solos, pa’ enterarme no hay afán. ¿Qué han oído de la 13? que es el barrio más caliente. Mucha publicidad, nos visitó hasta el presidente. Las casitas de tabla son llamadas invasión, el barrio cambió su nombre por Operación Orión. ¿Qué recuerdan de la 13? plomo de arriba pa’bajo, no recuerdan a su gente ni el dolor que eso les trajo”
Esta es la 13 – Esk-lones





Suba escalones, baje escalones, si no le alcanza la plata para el Metrocable. Mire para el morro, y de aquí abajo (Medellín) para arriba (Medallo) no verá sino escalas y niños, pelaos, casas arañando la montaña y uno que otro militar apostado en las esquinas.

Y hago la claridad de la ciudad de abajo y la de arriba, sólo por recordar a Fernando Vallejo: “Medellín son dos ciudades, la de abajo, intemporal, en el valle; y la de arriba en las montañas, rodeándola… yo propongo que se siga llamando Medellín a la ciudad de abajo, y que se deje su alias para la de arriba: Medallo”.

-Para subir a la comuna hay que subir las escalas- me dice RadioMC, mejor dicho, Juan Camilo Posada y ya les explico quién es el man-. El nombre de Esk-lones tiene que ver con el estilo de vida de nosotros, del barrio. También como una forma de proponernos metas, cada año subimos un escalón.

Radio, o Juan Camilo, es MC de Esk-lones. Mejor dicho, el Maestro de Ceremonias, como se le conoce en el mundo del Hip-hop a los vocalistas de las agrupaciones. Esk-lones comenzó en el 2003 por iniciativa de Marcelo Pimienta 'Chelo'. Radio entraría tiempo después para hacer parte de la primera producción del grupo.

-Un día estábamos en mi casa Chelo y yo ensayando -cuenta Diego Marín EsK, otro integrante del grupo-, cuando Radio pasaba por la cuadra y nos escuchó cantando, entró. Miró a Chelo y ahí mismo se acordó de él, ya se conocían desde niños. Y así conformamos Esk-lones. El nombre salió un día como a las dos de la mañana.

EsK conoció a Chelo por otro conocido, cuando llegó al barrio La Pradera. El hacía su rap aparte y veía al grupo de Marcelo haciendo el suyo en la esquina. “Un día un parcero se me arrimó: hey, parce, vos cantas Rap, vamos a sacar un tema. Apenas escribimos el disco caímos a una casa. Allá habían otros tres pelaos y les mostramos el disco, a los manes les gustó”. Ahí estaba Marcelo, que lo invitó a rapear con él.

-Chelo era muy humilde, parce- recuerda EsK-. Todo el que le decía ‘hey, Chelo, me va a enseñar’, el marica se sentaba y le dedicaba un tiempo, hasta le escribía canciones y cantaba con él.

En el 2005 Chelo y Radio participaron en las Batallas de MC -encuentros de improvisación-, y comenzaron a ser reconocidos en varias comunas de la ciudad. Pero es en 2008, durante Redbull Batalla de los Gallos, una competencia anual de MCs patrocinada por Redbull y en la que participan todos los países de habla hispana, donde Radio queda en el segundo lugar, lo que representó para Esk-lones un reconocimiento mayor en la escena Hip-hop de la ciudad.

-Aparte de eso, ese mismo año vino un español, Nach, a traer un CD –recuerda Radio-. Un amigo mío, gracias a Dios, fue el que lo trajo y me dio la oportunidad de estar ahí siendo el telonero de ese man. En esa ocasión cantamos Marcelo y yo, porque éramos los que más sobresalíamos en el grupo, los que más salíamos en tarima. Aunque viene detrás un montón de gente, Esk-lones es un grupo muy grande…

EsK, J.Blanco, el Teo, Fafo…

-Mucha gente nos dice que Esk-lones son muchos–cuenta EsK-. Sisas, es que nosotros no somos un grupo, somos una familia donde se le da cabida a muchas personas. Eso nos enseñó Chelo, la humildad primero, usted no le puede decir a otro que no porque es otro que le puede salvar la vida, ¿sí o qué?

Ese mismo año, 2008, se presentan a Revolución sin Muertos, un festival organizado por la Red de Hip-Hop La Élite. El grupo se consolida, hasta que en 2010 crea el estudio de grabación y el sello Mountain West Atila Records. “Montaña de occidente Atila Records. Atila Records es el nombre de un Pit bull que tenemos nosotros. Este año habíamos grabado por ahí 50 canciones, con Marcelo” dice Radio.

El 5 de agosto de 2010 asesinan a Marcelo Pimienta 'Chelo', en el barrio La Floresta. “Eso genera algo que también se le generó a C15 –otra Agrupación-, como una visualización ante mucha gente aunque ya nos conocían. Una luz muy grande nos alumbró aunque se llevaron al líder, al que inició este movimiento. La perdida de Marcelo fue el precio del grupo para lograr muchas cosas”.

-Para nosotros esto es como un obstáculo, ¿sí o qué? –opina EsK-, igual que como lo fue para los parceros de C15 y para Son Batá. Es como un obstáculo que le pone la vida. Ella le da, pero también le quita.


Los Parceros: Kolacho, Andrés Medina, Chelo.



25 de agosto de 2009: Héctor Enrique Pacheco, Kolacho.
4 de julio de 2010: Andrés Felipe Medina.
5 de agosto de 2010: Marcelo Pimienta, Chelo.

Kolacho creó el grupo C15 junto a Juan David Juda y Karen. Actualmente es considerado el grupo más reconocido de la comuna 13. “Desafortunadamente en el 2009 asesinan al parcero Kolacho que era como el líder del grupo, entonces los parceros quedan como muy a la deriva” cuenta Jeison Castaño 'Jeihhco', antiguo productor de C15 y su nuevo líder, “tenemos una carga encima: cumplir los sueños de un parcero que ya no está”.

Este año, la Corporación Son Batá, un colectivo cultural y musical del barrio Nuevos Conquistadores, perdió a uno de sus miembros fundadores, Andrés Felipe Medina, en el marco del III Congreso Iberoamericano de Cultura. Creativo y talentoso, con sólo 25 años y padre de un niño de dos años, Andrés se desempeñaba en el colectivo como coordinador del área de teatro y de redes institucionales.

Un mes después de la muerte de Andrés, es asesinado Marcelo Pimienta de Esk-lones. “Humilde, trabajador y un gran rapero, por no marcarlo como el mejor de la comuna”, opina su compañero RadioMC, “para mí si era el mejor, mi compañero era el mejor. A parte de eso tenía un corazón grande, era responsable. Era muy diferente a mucha gente. Por lo tranquilo que era no quiso poner cuidado a la envidia. El murió tranquilo. El sabía que no le debía nada a nadie.”

Tres integrantes de la Red de Hip-hop la Élite de la comuna 13, asesinados en menos de un año.

-Como siempre- dice Radio-, aquí debe pasar algo para que a uno lo puedan ver, ¿si me entiende?

La Élite

A las tres de la madrugada del 21 de mayo de 2002 se dio inicio a la Operación Mariscal, por la que sería condenado el Estado Colombiano, una toma militar a la Comuna 13 de Medellín dirigida por el general (r) Mario Montoya Uribe, entonces comandante de la Cuarta Brigada, y el Brigadier General (r) José Leonardo Gallego, comandante de la Policía Metropolitana. El allanamiento duró cerca de doce horas, y dejó un registro oficial de 9 civiles muertos, entre ellos 4 menores de edad, 37 heridos y 55 personas detenidas.

Tres meses antes había tenido lugar la Operación Contrafuego, y tres meses después la Operación Antorcha, preámbulo de la Orión que comenzaría el 16 de octubre y se prolongaría por cuatro días.

-Lo que pasa con la Operación Orión- cuenta un habitante de la Comuna que no quiso revelar su nombre- es que la policía y los paramilitares sacaron a los guerrilleros y a los milicianos. Los paramilitares necesitaban el terreno y los guerrilleros les estaban impidiendo la llegada. Los policías se aliaban con los paramilitares para sacar a los guerrilleros. Y los sacaron y los barrios de la Comuna 13 quedaron bajo un solo mando.

Y es en este contexto que nace la Red de Hip-hop la Élite como una “alternativa para esos jóvenes que estábamos ahí intentando hacer otras cosas a través de esta herramienta que se llama Hip-hop” relata Jeison Castaño 'Jeihhco', de C15, “un profesional de la ACJ (Asociacion Cristiana de Jóvenes), José Fernando Arellano, se le ocurre la locura de decir ‘voy a juntar a los raperos de la Comuna 13’. Hizo unos afiches, nos invitó, llegamos algunos y se empezó a construir una ‘locomotora’, empezó a generar cosas”.



¿Qué es la Red de Hip-hop la Élite? - Jeihhco Castaño


Así fue como en septiembre de 2002, la naciente Red realizó en medio del conflicto el festival Operación Élite Hip-hop, en la 13 la violencia no nos vence. “Un primer festival contestatario, de protesta y de propuesta. Fue cuatro meses después de la operación Mariscal. 23 días después del festival fue la Operación Orión”.

En el 2004 se propone nuevamente el Festival, que se convertiría en una jornada por la paz, la memoria y la no violencia en la Comuna 13. Ya no centrado solamente en el Hip-hop, sino también acompañado por eventos académicos, muestras fotográficas, talleres y “cerramos con un festival que desde ese año nace: Revolución sin muertos. Es lo que resume nuestro que hacer, nuestra filosofía. Porque estamos de acuerdo con un cambio, pero que ese cambio se haga a través de otros espacios y procesos: arte, cultura, educación”.

En la actualidad la Élite está conformada por 21 grupos entre los que se encuentrar C15, Son Batá y Esk-lones; 17 de esos grupos son de Rap, uno de Bboying o Breakdance, otro de graffiti y dos DJs. También cuenta con la Escuela de Hip-hop Kolacho pasos que no son en vano. A la escuela asisten cerca de 150 niños y jóvenes, “pero la idea es que tengamos al finalizar este año alrededor de 250 personas participando del proceso”, asegura Jeihhco Castaño.

-Lo que tiene que pasar en la Comuna- opina Radio-, es más una concientización y un trabajo de educación hacia los jóvenes. No puede pasar lo mismo de la Operación Orión, porque los que se están peleando el poder son los mismos que entraron hace tiempos. Sino que se dividieron los sentimientos, los sentimientos son el dinero. Se dividieron los inversionistas de cada lado. Medio mundo se quiere comer al otro medio. Pero imagínese matando inocentes y la misma gente del barrio, acabamos con esto, con la sociedad yo creo.

-Uno no dice que todo el mundo se sale de la guerra –continua EsK-, pero si uno va y les regala el cd con la música de uno, los manes dicen ‘uy parce, ese tema tan chimba güevón, el de Rest in Pace, para los socios muertos’. Entonces ellos ven eso como ‘es que a nosotros también nos mataron los parceros’. Les queda la semilla y pienso yo que algún día estarán pensando ‘¿Cuántos parceros no habré matado yo? ¿Cuántos no me irán a matar? Yo no puedo seguir matando parceros’. En los niños es donde crece más la semilla, porque conocen el Rap entonces ya es como más difícil que tomen otro camino. Es esa semilla que crece en una tierra limpia, que no está muy contaminada, mientras que la otra está tratando de crecer en algo en donde hay mucha maleza.

-Los raperos hacemos canciones, ellos hacen muertos –dice despues Radio-. ¿Qué le está ofreciendo la Élite a un joven?, lo mismo que le ofrece un pillo o las fuerzas armadas: un modelo (el pillo del barrio, la moto, chimba de tennis), después una vinculación (para ser como él tiene que tener un arma), lo tercero es el respeto de la comunidad por bien o por mal. La Élite le está brindando también un modelo (los raperos, los graffiteros, los Bboying, los productores, los MCs), él nos ve y dice ‘yo quiero ser como ese pelao’, entonces ya tiene una vinculación, pertenece a un grupo juvenil ¿Y qué obtiene? Respeto. Después de que se monte a la tarima la gente lo va a mirar con otros ojos. Le van a tirar respeto, pero ya por algo bueno.


***

-¿Qué más Radio?- grita un niño desde el centro de la cancha del parque de San Javier, donde he estado sentado hablando con Juan Camilo Posada Radio.

El grupito de pelaos que ha estado jugando fútbol mientras Radio hablaba, se acerca para saludarlo. Siete muchachos que no sobrepasan los doce años. Uno de ellos lleva un perro o viceversa, es un lobo café y blanco o viceversa.

-Todo bien- dice el Radio-. El sábado vamos a cantar acá, a las siete, Esk-lones. Para que caigan. Vamos a vender CDs para que traigan platica y compren. Los temas nuevos. Hagan la vaca y compran uno y lo queman para todos. Canta Sinagoga, nosotros y otro grupo. Y el 21 en el Salado va a estar Laberinto. Van a subir a todos los colegios.

-Ah, por eso es que estaban recogiendo las firmas el viernes –dice uno de ellos.

-Ey, parceritos, una foto- les dice Radio-, ponga el perro acá abajo.

-¿Sí pilla nea?– me dice después a mí- el respeto, por eso es que yo le digo. Eso lo pone más contento a uno.

martes, 23 de marzo de 2010

PSICOLOMBIA

Por Julio C. Londoño A. - Juan David Ortiz Franco.
Jimmy Hendrix, John Lennon, Jim Morrison, Joan Baez… si las revoluciones históricas han necesitado de líderes, cabezas visibles, para lograr su cometido; si el Renacimiento necesito de Maquiavelo y Da Vinci para salir del dogmatismo del Medioevo; la ilustración de Goya, Montesquieu, Voltaire y Rousseau para desembocar en la Revolución Francesa y abrir la puerta de la modernidad; los años sesenta no necesitaron de grandes pensadores a la manera clásica, ni de hombres virtuosos para cambiar considerablemente la vida en occidente.

Bob Dylan, Janis Joplin, Pink Floyd… sigo nombrando y cualquiera podría pensar que una generación influenciada por ídolos malditos, no llegaría a ningún lado.

Lo de los años sesenta fue la renovación de la revolución. Si bien es cierto que estuvo precedida por la Generación Beat, que se constituyó por un grupo de escritores que proponía –entre otras cosas– una evolución de lo sexual y el distanciamiento de los valores instaurados por la sociedad estadounidense clásica; la verdadera rebelión se dio cuando los jóvenes comenzaron a abandonar sus casas, y por casas hacemos referencia a todo un sistema impuesto por los padres; abordaron la política y formaron el movimiento hippie.

Y de toda una década de ‘malos ídolos’ quedaron grandes cosas: a la hoguera echaron el tabú del sexo, la aceptación de una ética y unas formas de vida rígidas y la invisibilidad de la mujer. El papel de los jóvenes en la política fue valorado (vote por Lyndon Pigasus Pig) y la presión de estos para acabar con la guerra de Vietnam logró su objetivo.

Alguien dijo alguna vez que quien recordara los sesenta, no los habría vivido. Sabemos por canciones que el cielo era de mermelada, los arboles de mandarina y las flores de celofán amarillo y verde. Psicodelia es la mejor palabra para describir aquella década, se deriva del griego y se podría traducir como ‘manifestación del alma’. Para llegar a esto se necesitaba una llave que destapara el cofre y ‘manifestara el alma’, mejor dicho para ‘psicodelizarse’.

Y como bien es sabido, desde los mismos griegos, el peligro que esconden algunas cajas, lo que salió de allí no fueron sólo bendiciones para las libertades individuales, sino también, del fondo del cajón un engendro que sobrevive aún hoy: el narcotráfico.

La contracultura hippie buscaba alternativas de pensamiento y estilos de vida diferentes a los del Tío Sam. Fueron muchos los que viajaron a oriente para aprender de la filosofía de otros pueblos, incluso los que visitaron las tierras del sur que tantos idealizaban como comunidades no desarrolladas, estancadas en la prehistoria, o repletas de tribus indígenas. Lo que encontraron en Mexico fue la cultura del peyote, los alucinógenos y los rituales que los conectaban con la madre tierra, la Pachamama. Un poco más abajo encontraron un terreno fértil, ideal para la semilla de la Ganja, el lugar prometido por Gaia, la diosa tierra de los movimientos New Age.

Lo que en un principio pareció ser el inicio de una nueva forma de la humanidad, lo convirtieron los medios de comunicación en un movimiento más de masas, y los fabricantes de la droga lo adormecieron con opiáceos. La nueva moda quedó estancada en las calles de San Francisco y perdió su impulso. Eso sí, el mundo no fue el mismo después de aquella época, pero de la bipolaridad del Comunismo-Capitalismo, pasamos a la de la libertad y la adicción –no muy diferente de la anterior–, todos tras un pedazo de materia verde: fuera hierba o fuera billete.



Mientras tanto, en el futuro próximo...

Dicen por ahí en radio que hay una mata que mata. Ante la posibilidad de que una planta carnívora engulla ávida de sangre todo lo que se atraviese a su paso, porque además se desplaza, actitud perfectamente normal en las matas, será necesario crear un frente ciudadano que eche mano de la moral y las buenas costumbres como armas de batalla para enfrentar el ataque.

Y es que simplemente la idea de una mata con poderes sicariales, óigase bien, sólo la idea, debería ser razón para que las cachiporras se repartan en los parques públicos o lleguen por correo certificado y todas las personas de bien salgan al embate del potencial peligro forestal.

Y así se ha hecho. Las personas de bien, figura que genera más pánico incluso que el arbusto genocida, han encabezado una cruzada en contra de la jurisprudencia consignada en la sentencia C-221 de mayo 5 de 1994, donde la Corte Constitucional Colombiana, declara inexequibles los artículos 51 y 87 de la Ley 30 de 1986, permitiendo así el porte de una dosis personal de estupefacientes.

Pero ¿qué tiene que ver la furia camandulera de las personas de bien con el proceso informativo?

En realidad nada, a menos que en un caso hipotético los medios de comunicación sean en sí mismos la anciana camandulera:

“No busquen los falsos paraísos, ya que el respeto por los valores éticos les dará la felicidad y alegría que anhelan… Es necesario insistir en el valor de un cuerpo sano y un espíritu recto, que permita formar hombres de bien, con capacidad y fortaleza para enfrentar una vida con dignidad.” (Jovenes: no se dejen engañar. Periódico El Colombiano, 22 de marzo de 2010)

Si bien el espíritu normativo de la ley y el posterior fallo judicial no corresponden estrictamente a una relación entre un medio de comunicación y un particular, ni existe una conexión directa entre la temática de la sentencia y el proceso informativo, si resulta llamativo el papel de los medios de comunicación en la construcción de opinión pública y de escenarios de debate sobre la penalización o no del porte y consumo de la dosis personal de estupefacientes.

Colombia es un Estado Social de Derecho con una organización institucional que permite distinguir claramente los tres poderes públicos:

ARTICULO 113. Son Ramas del Poder Público, la legislativa, la ejecutiva, y la
judicial.

Además de los órganos que las integran existen otros, autónomos e independientes, para el cumplimiento de las demás funciones del Estado. Los diferentes órganos del Estado tienen funciones separadas pero colaboran armónicamente para la realización de sus fines.

ARTICULO 241. A la Corte Constitucional se le confía la guarda de la integridad y
supremacía de la Constitución, en los estrictos y precisos términos de este artículo. Con tal fin, cumplirá las siguientes funciones:

4. Decidir sobre las demandas de inconstitucionalidad que presenten los ciudadanos
contra las leyes, tanto por su contenido material como por vicios de procedimiento en su formación.
La norma se configura necesariamente como un elemento de debate, sin embargo, lo anterior permite verificar que existen principios rectores, consignados en la Constitución que determinan los procedimientos legales y las competencias institucionales en su promulgación.

En ese sentido no está en duda que cualquier prohibición o cualquier permisión, por benévola que parezca, cuente siempre con un escenario de discusión donde en primera línea se ubican quienes se consideran directamente afectados. Sin embargo la esfera de discusión cuenta como punto de partida con los escenarios institucionales que garantizan la legalidad de la norma a pesar de que no exista consenso, como sucede en todos los casos, en lo referido a su pertinencia.

En el caso de la demanda instaurada en contra de los artículos 51 y 87 de la ley 30, el accionante y la Corte coinciden en afirmar que es contradictorio en un sistema jurídico, la permisión de sustancias con efectos de carácter público más evidentes como el alcohol, mientras se prohíbe el uso de psicoactivos que en la mayoría de los casos generan efectos exclusivamente en la personan y que en casi todos los casos no se exteriorizan.

Por otra parte, uno de los argumentos más sólidos del demandante consiste en que ante la incapacidad del Estado o la inexistencia de los recursos necesarios para tratar la enfermedad del adicto, es su deber permitir el uso de las sustancias que alivian su enfermedad, garantizando así sus derecho a estar “psicofisiológicamente enfermo”.

En relación con lo anterior la Corte, en sus consideraciones habla de la competencia del derecho exclusivamente en la regulación de las conductas interferidas, es decir, en “las acciones de una persona en la medida en que injieren en la órbita de acción de otra u otras, se entrecruzan con ella, la interfieren”. Mientras esta condición no se cumpla es la moral la que evalúa al sujeto actuante. Podría de esa manera considerarse que el derecho es bilateral mientras la moral es unilateral y por esa razón no existen condiciones de exigibilidad cuando la regulación de conducta le compete al ámbito de la moral.

Es justamente la tensión entre los valores éticos, y la moral estrictamente unilateral, la que implica el análisis de las acciones de un medio de comunicación al ejercer en sus páginas el derecho a informar desde su postura ideológica.

Sería un contra sentido exigir del medio que este en total acuerdo, con toda la normatividad existente, más aún, tratándose de un tema tan polémico como la despenalización que toca necesariamente las fibras de la concepción del cuerpo de la fe católica.

Lo que sí es posible es exigir del medio de comunicación la ilustración suficiente sobre el tema, de modo que no sea una página editorial, la encargada de informar y juzgar al mismo tiempo sobre un determinado tema.

En un país en donde aún se mata en nombre de Dios, donde lo más importante es la existencia de leyes naturales entendidas como código de conducta pero su aplicación puede posponerse según qué tan rezandero sea el infractor, donde el desarrollo sigue asociándose con la cantidad de humo sobre las ciudades y la disminución de la población rural, difícilmente puede hablarse de acatamiento a la norma aún desde las altas esferas del poder.

Es precisamente en nombre de Dios, que se entiende al Estado, como tratándose del poder divino emanado por designio celestial en un hombre, como el dueño y absoluto poseedor de sus conductas en relación incluso con su fuero interno. Bajo la postura de que es deber del Estado garantizar la utilidad de sus miembros en el medio y que su ausencia significaría una pérdida para la sociedad, se le impide a quien así lo determine, disponer de lo único que está circunscrito a su exclusiva y legítima autoridad, su cuerpo.

La prohibición en Colombia se constituye a la vez como una posibilidad de quebrantamiento, cada una significa la puesta en marcha de mecanismos de público conocimiento para encontrar los baches de la norma y ubicar determinadas acciones en la barrera de la legalidad.


"En la pared de una fonda de Madrid, hay un cartel que dice: Prohibido el cante. En el aeropuerto de Río de Janeiro, hay un cartel que dice: Prohibido jugar con los carritos porta-valijas. O sea: todavía hay gente que canta, todavía hay gente que juega". (Ventana sobre las prohibiciones. Eduardo Galeano, Las Palabras Andantes.)


Mientras desde los pulpitos y las páginas de los periódicos se defiende el orden y la autoridad cuando las decisiones emanadas de los poderes del Estado coinciden con las posturas que se delimitan desde eso escenarios, en caso contrario, la instigación es a la desobediencia y al no acatamiento de la norma.

Aunque no exista una evidencia plena de una invitación a desobedecer la ley, es claro que los medios de comunicación acuden a las ideas de moral y buenas costumbres para que la persona frente a la posibilidad de ejercer un derecho, regule sus conductas y renuncie a él en un sistema de autoflagelación en defensa del ideal de “hombres de bien” impuesto desde los micrófonos o las páginas editoriales y actuante en las costumbres.



En Conclusión

En lo que a legalizar una dosis máxima de consumo respecta, existe el dilema entre libertades personales y el problema del narcotráfico, los magistrados de la Corte la definen como: Una paradoja inexplicable y una contradicción protuberante. La sentencia bien lo explica: “Por un lado se autoriza el consumo de la dosis personal, pero por otro se mantiene la penalización del narcotráfico. Es decir que se permite a los individuos consumir droga, pero se prohíbe su producción, distribución y venta”.

La lucha contra el narcotráfico ha servido de bandera para las campañas políticas, para fortalecer las relaciones con otros países y para justificar la inversión en la guerra. Los dineros ilícitos de las mafias han contribuido a campañas políticas y solventado, en apariencia, algunos problemas sociales como la pobreza. Pero los señores del ‘cartel’ no saben de caridad, pasan su cuenta de cobro cuando hacen su labor social, no se quedan con nada de nadie.

El narcotráfico es el monstruo, pero seguimos pensando que sus aliados son los consumidores, entonces criminalizamos –además del delincuente–, a la víctima. El columnista de El Espectador Klaus Ziegler dice al respecto: “Es un absurdo pretender que la penalización de la dosis personal disuada al adicto de consumir más droga, y una ingenuidad mayúscula creer que vaya a disminuir su producción y distribución”. El Gobierno, y junto a él, los ‘colombianos de bien’ y las instituciones ‘éticamente correctas’, se apoyan en “prejuicios morales y no poseen ningún fundamento empírico. Encarcelar al adicto, no sólo es cuestionable desde el punto de vista ético, sino que además es confundir a la víctima con el victimario”. Porque la verdad reside en que la drogadicción no es una depravación, como tradicionalmente se piensa, sino una enfermedad considerada por la Organización Mundial de la Salud como crónica.

Los magistrados que tomaron la decisión de derogar los artículos y aprobar la legalidad de una dosis mínima, plantearon desde la misma emisión de la sentencia la contradicción que significaba; sin embargo, los medios de comunicación con presupuestos como si no consumes mata que mata: “te veras diferente, con la frente más alta, las manos más limpias”, han colaborado a extender el pensamiento de que quien consume drogas tiene las manos sucias y también hace parte del engranaje del narcotráfico, en pocas palabras y recurriendo a lo antes mencionado: criminalizar al adicto por su adicción.

sábado, 11 de julio de 2009

Cómo Cocinar un Muchacho (Parte V)

CREDITOS FINALES: EL POSTRE
Como comerse al muchacho... y no morir de indigestión.


“-“En aquel momento se acercaron los discípulos a Jesús para preguntarle: “¿Y quién es mayor en el reino de los cielos?”. Y llamando junto a si a un niño, lo puso delante de ellos y dijo…”

¿Y este de donde sacaría que Jorgito era un niño? Si lo hubiera visto con su penecito tieso, buscando afanosamente meterlo entre mis piernas. Si supiera que la razón para colgarse fue esta carne vestida de luto, este par de tetas que comienzan a hacer caso omiso del sostén, esta piel asesina y mis besos, que en lugar de enamorar, envenenan, como la mordedura de la serpiente más brava.

(…)

-“Y quien acoge en mi nombre a un niño como este, es a mí a quien acoge”.

Y dale con el niño. Como si estos no supieran de niños, si es lo único que comen. Ellos y yo comemos niños, no como en los cuentos de hadas con tenedor y cuchillo, no, los comemos como nos comemos los adultos, con el puñal y la guillotina que nos pusieron abajo, con maldad y alevosía, que después llamamos amor. Que confundidos estamos los humanos. Nos sabemos que nos estamos destruyendo con el bendito tema del amor, con sus falsas reglas, con sus expectativas. No, no creo estar tan loca si puedo ver lo que nadie ve. Tal vez soy como Román: Otro gato en la oscuridad”
Mala Noche – Jorge Franco

Hay que ser valiente para entregarse al amor de los muchachos. Y no lo digo porque sea un amor peligroso o salvaje, sino que toca desenvolverse en terrenos expuestos al ojo malevo de las vecinas camanduleras y los machos de escopeta, para quienes besar a un muchacho se ha convertido en un atropello a las ‘designaciones divinas’ y la virilidad.

Si bien he criticado los condicionamientos a la sexualidad, son evidentes las preferencias que cada quien pueda tener. Cuestión de sazón, de gusto, ya lo dije. Pero esta fijación, por más que insistan en encontrar sus orígenes, no se debe a un error ni a una mala decisión; comenzando porque es una decisión que nadie recuerda haber tomado, ¿o alguien se acuerda cuándo decidió si enamorarse de una Viviana o de un Manuel?

“Dios, ¿en donde tienen el veneno los muchachos?” Pregunta Fernando Molano, me pregunto yo. Porque morder a un muchacho es una labor de alto riesgo. Se carga con tanto apodo; las identidades y las condiciones a veces pesan. Además de las lecciones apostólicas y los sermones maternos que retumban en la cabeza con sólo tocarle la mano a un muchacho.

Así que pienso que la única manera de desear o amar a un muchacho -o muchacha- sin culpas ni latigazos porque sea mal visto o ‘indebido’, es comprarse un perchero para prejuicios, un cartelito en la puerta para advertir a los evangelistas y sacarse a si mismo del armario –tanto encierro no es bueno-. A veces pienso que la mejor y más básica forma de medir el bien y el mal es por el placer y el dolor o el número de muertes que se puedan provocar; y hasta donde recuerdo no he matado a nadie. Que no suene a hedonismo, aunque en el fondo guarde el olor, pero, como diría Janis Joplin refiriéndose a las drogas, y yo refiriéndome a los muchachos: “Lo que te hace sentir bien no te puede causar ningún daño”.

Cómo Cocinar un Muchacho (Parte IV)

MEDIO ROJO, TRES CUARTOS O BIEN COCIDO
La carne, carne será.


“Los vicios de sexo, no son vicios”
Joaquín Sabina


Tras haber definido Orientación e Identidad sexual y de género y todas sus diversificaciones, doy ahora mi diatriba con aires de utopía, escandalosa quizás para los defensores de las ‘buenas costumbres’ que aún no han colgado sus obsesiones en el PERCHERO, y que siguen leyendo porque, como dice Millôr Fernandes: "Pornografía es todo aquello que excita a los moralistas".

Mi sermón va para los dos bandos en disputa, por un lado los reaccionarios contra las manifestaciones de la sexualidad, por otro a los defensores acérrimos de la diversidad.

Un día escuché a alguien decir, no recuerdo quien, una frase que se quedó en mi memoria y que está en mi colección de frases celebres: “La naturaleza no se desvía, se diversifica”. Siendo así, como las raíces de un árbol que cada año tiene más, la sexualidad, apéndice de la naturaleza, también se expande como dicen que lo hace el universo. Ella agrandándose y nosotros conteniéndola, dividiéndola, partiéndola y reprimiéndola. Un día de estos, el universo va a estallar de tanta sexualidad y no habrá rincón en donde esconderla.

Decía entonces que estoy en desacuerdo con los fanáticos de lado y lado. Los que la quieren reducir a su mínima expresión, con sus ajados y desvencijados pretextos por defender ‘la sagrada institución de la familia’, y los que por defenderla, terminan definiéndola y redefiniéndola, tratando de contenerla en frascos diferentes.

Pienso en el humano y su complejidad, y más que en el humano en la naturaleza en general. "Llamamos perversa a una práctica sexual cuando se ha renunciado a la meta de la reproducción y se persigue la ganancia del placer como meta autónoma", dice Freud. Castigamos con amenaza de iniciar cruzadas y escalfar a los indecentes, sólo por apelar a su derecho al libre goce.

Antinatural es la primera palabra que aparece en el diccionario de los que se alborotan ante el vocablo homoerotismo. Antinatural y contra la voluntad de Dios todo poderoso. A lo de antinatural tengo una respuesta sencilla: científicamente comprobado que los delfines tienen sexo por placer y que en más de mil especies animales se han encontrado comportamientos homosexuales. Para el segundo argumento, el de la voluntad de Dios, me gustaría que el escrito de José Saramago, El Factor Dios, fuera masivamente leído.

En 2004 una noticia recorrió la internet, invadió la blogósfera y páginas dedicadas a la comunidad LGBT; dos pingüinos del zoológico de New York, Roy y Silo, habían seguido el ritual de apareamiento normal en estos animales. Lo particular de la historia es que eran dos pingüinos macho. Reunían piedras para similar huevos y los empollaban como lo hacen todos los pingüinos. Un celador, al ver esto, tomó un huevo abandonado del que salió Tango. Algunos opinaron que este comportamiento al igual que el infanticidio, era común en el reino animal y no por eso deseable en los humanos. Otros apreciaron la noticia como muestra de la sexualidad dentro de los animales, que no tiene como fin único la reproducción.

Si bien es cierto que nadie desea que se maten niños porque tenemos la capacidad de razonar y pensar que son criaturas indefensas, tampoco se puede comparar un infanticidio con un acto homosexual. Siempre debe haber límites, una normatividad más de convivencia que de restricción. Un acto sexual, siempre que sea acordado por las partes y disfrutado por ambas, será tan permisible como que un suicida renuncie a su vida –guardando diferencias-.

Ahora hablaba de mi planteamiento utópico, porque aunque a veces me parece que vamos en esa dirección, siento que nos faltan terrenos por dejar atrás, y más percheros para colgar las condiciones que se nos van pegando en el camino. Pienso que una sexualidad responsable, concibiéndonos como sujetos con responsabilidad social, y con el respeto, la libertad y la admiración que merecen las obras de arte y el sexo, sería el clímax al que podemos esperar llegar. No hablo de un mundo donde en la calle, en los postes y en las aceras se vean personas copulando, ni de un Jardín de las Delicias como el cuadro de Bosch. Hablo de la eliminación de barreras en el sexo, una liberalización sexual, y una quema masiva de los condicionamientos.

El sexo, lo decía, debe ser un acuerdo. Por esto no defiendo prácticas como la zoofilia ni la pedofilia, o los accesos carnales violentos. No hay un acuerdo justo, las partes no están en iguales circunstancias.

Doy por terminada mi perorata contra los mutiladores de la sexualidad. Ahora la inicio contra los del otro lado.

LGBT, son las siglas con las que se suelen clasificarse las manifestaciones sexuales diferentes a la heterosexualidad. Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero. Pero esta clasificación se queda corta para las variantes y las mixturas que puede presentar el universo del Eros. Aparece entonces una discusión que obliga a la adición de nuevas siglas al término original y a reformar muchas de las clasificaciones preestablecidas. Surgen variantes como los Queer, Usure o inseguros-indefinidos, Aliados o heterosexuales “entendidos”-“gayfriendly”, Intersexuales, y hasta los Fetiche. Pido disculpas a quien se sienta discriminado, si la sigla con la que se identifica se me ha pasado por alto.

Con tanta diversidad, no alcanzarían las letras y sería tan engorroso como nombrarlos uno a uno en una nota breve de trescientas palabras. Pero hay quienes insisten en encontrar nuevos nombres, nuevas ramas y nuevas siglas para nombrar lo innombrable. Entonces, se encuentran artículos noticiosos que no se ponen deacuerdo si la G debe estar antes que la L, o si colocar las tres T para cada uno de los Trans; otros añaden una Q para no olvidar a los ‘raritos’ o la H o la S, porque no se debe discriminar a los heterosexuales o straights.

El Sociólogo, filósofo, educador, investigador, activista, entre otros títulos, Manuel Antonio Velandia, escribe en un correo a varios de sus lectores, refiriéndose a las diferentes marchas de la comunidad LGBT: “Si los establecimientos se llaman de “homosocialización”, debe ser porque no atienden lesbianas, ni bisexuales, ni transexuales, ni travestis, ni transformistas, ni intersexuales, y mucho menos queers y tampoco aceptan heterosexuales o aquellos que no son homosexuales sino gay, maricas, maricones, loquitas, etc”.

A mi parecer, sería molesto -pido disculpas si me equivoco-, decir algo así como: los establecimientos de lesbo-gay-bis-trans-drag-queer-inter-hetero…-socialización. Y no quiero decir que no debemos llamar las cosas por su nombre, pero con lo que disido, es con esa costumbre de especificar, clasificar, particularizar, con una asepsia de cirujano; cometiendo el error que he repetido durante el texto: la mutilación y especificación de la sexualidad.

No voy a entrar en el área del llamado Análisis Crítico de Discurso, pero a veces al defender tan fanáticamente algo, se termina por agredirlo. Eso es lo que sucede con la diversidad y la diferencia, pedimos respeto e igualdad, que se nos trate igual pero seguimos creyéndonos los diferentes. Ojalá comprendiéramos que las identidades y las orientaciones son una prenda más a vestir. Hoy puedo querer llevar una camisa y un jean, mañana quizá quiera usar corbata o una peluca roja, rímel en los ojos y carmesí en los labios. Si comprendiéramos la sexualidad como un accesorio más en el perchero, podríamos combinarla y, quien sabe, hasta algunos muertos podríamos evitar.

Ser o estar, que dilema más utilizado, tan eterno, nadie se ha decidido. Pero, para cerrar este escrito, diré que el Ser crea cierta condición: SOY HETEROSEXUAL, y tremendo problema si cambias de opinión. Pienso entonces que sería correcto utilizar el Estar, sonaría como: Hoy ESTOY COMO GAY, y no habría inconveniente si al día siguiente te despiertas diferente.

Por eso hoy Estoy, mañana “ya veremos” me dice la parca al oído...

martes, 7 de julio de 2009

Cómo Cocinar un Muchacho (Parte II)

SALTEAR, FREIR U HORNEAR
Al Baño con María o sofreído en las duchas con algún muchacho… Sexualidad, cuestión de condimentos.


“La sexualidad es tan insondable como el más allá”
Melodrama – Jorge Franco


La sexualidad y la muerte, Eros y Thanatos, placer y dolor… No rosaré los terrenos del psicoanálisis y pecar de ignorante, pero comienzo mis diatribas disfrazadas de ensayo con esta idea de dos cabezas. El sexo y la muerte, placer y dolor, “tanto tango, tanto dolor”, “primero hay que saber sufrir, después amar, después partir, y al fin, andar sin pensamiento; me gusta el tango”, dice la muerte en el Lado Oscuro del Corazón II.

Insondable, inescrutable, indescifrable, incognoscible…, me atrevo a decir también que la sexualidad es indefinible, inclasificable. No me es posible concebir al ser humano sin sus dos condiciones fundamentales: Sexualidad y Mortalidad. El arma para construir y prolongar la existencia es el sexo, y en respuesta, para mantener un equilibrio y dinamizar la vida está la muerte, la destrucción. Dos pulsiones, como diría cualquier psicoanalista, por las que el ser se mueve, de lo contrario vendríamos siendo lo mismo o poco menos que una piedra.

A esto reduzco entonces al ser humano: sexo y muerte. En las simples ventas de los periódicos se puede comprobar cómo respondemos a estas dos ideas, por eso la crónica roja, el sensacionalismo y el amarillismo, los cadáveres expuestos en primera página y una contraportada de senos prominentes, venden más que el hambre en algún lejano continente y la noticia de otro extrajudicial más –a menos que se adjunten fotos de cuerpos famélicos y torturados-.

Escribiré aquí la palabra perchero: PERCHERO. En mayúscula, así será lo bastante grande para colgar el resto de prendas que le pueda quitar al humano: cuelgo la moral, los tratados de ética, los libros sagrados, los ismos, las doctrinas y los dogmas; ojalá pudiera colgar también en lo más alto la psiquis, la mente, los monólogos internos; pero dejaría demasiado desnudo al hombre. Nada estorbará entonces, he talado el pedestal donde está montada la humanidad. Ya, sin tanto adorno es más fácil comprenderlo todo.

Sin todos esos atavíos, seguimos siendo sexo y muerte. Planteo entonces el punto central por el que escribo todo esto: Si la sexualidad es tan insondable, inclasificable como la muerte; ¿por qué insistimos en tratar de entenderla, especificarla, dividirla y hasta polarizarla, dándole mayor o menor validez a ciertas expresiones que la contienen?

Los gustos eróticos y las afinidades afectivas son una cuestión de condimentos. Digo esto y pienso que es lo mismo preparar distintos platos con iguales ingredientes, a ir a la cama sin distinciones o condiciones, pero con iguales sentimientos. Recuerdo mi primer amor… mis dos primeros amores debería decir, porque me es imposible colocar a uno antes que el otro: Viviana, era una nenita de labiecitos gruesos, ojitos de pez globo, ojeras color remolacha, con un olor dulzón, una carita sacarosa, dulcificada con mocos chillones, unas pestañas de vaca y cachetes de fresa. La confusión vino cuando, casi al mismo tiempo, me enamoré de Manuel, con sus labiecitos delgaditos, ojos de tortuga, ojeras berenjena, con un olor brusco, una carita angulosa, una cortadita en la ceja izquierda…, los veía y puedo jurar que las rodillas hacían el mismo sonido que los dientes cuando hace frio. Una mezcolanza de bichos me inundaban el estomago y un sudor frio las manos. Ambos me gustaban por razones diferentes, cuestión de sazón, supongo.

Era lo uno o lo otro, y debía ser más la una que él otro, me recordaban en todas partes. En un colegio católico, donde está mal visto no ser otra oveja más del rebaño, yo opté por ser de las negras por las que el arte de la escultura, según Augusto Monterroso, ha progresado (Léase La Oveja Negra – Augusto Monterroso). Entonces allí estaba yo, con Manuel, dentro de un confesionario y muriéndome del miedo por lo que estaba sintiendo. Él jamás lo supo, seguro lo sospechó, pero nunca se lo dije... a Viviana tampoco.

Un tiempo después y gracias a mi madre, estaría sentado en algo menos que un diván, en una oficina empapelada con libros de Lacan y Freud, y frente a mí, con los pelos desparpajados, una mujer diciéndome: ‘¿Sabés cuál es el problema de la humanidad?: El Con-di-ciona-miento’. Y me dije: Sí, el problema de la humanidad no es más que eso, esa maldita costumbre de andar por ahí encasillándolo todo: Que los Judios, los Cristianos, los Negros, los Blancos, el Futbol, que Stalin y Musolini, que el norte y el sur, que el rojo es rojo y el negro la nada…

Gracias a las condiciones, en especial las sexuales, es que escribo este texto. Nací enredado y la sociedad no ha podido desenmarañarme. ‘Unos dicen que aquí otros dicen que allá’ y yo, pues… debo partirme en dos.

lunes, 6 de julio de 2009

Cómo Cocinar un Muchacho (Parte I)

“La sexualidad es tan insondable como el más allá”
Melodrama – Jorge Franco.


Este escrito hace parte de un ensayo en proceso sobre lo absurdo que puede ser encasillar la sexualidad, dividirla y polarizarla; dándole mayor o menor valides a algunas de sus manifestaciones. Esta es sólo la introducción al texto completo que aún no he terminado. Posiblemente lo vean fragmentado en el blog en unos días. Si desean una copia completa en cuanto esté terminado, con gusto se los enviaré. Pueden dejar sus correos electrónicos en la caja de chat, en un comentario o enviándome un correo electrónico. Espero lo disfruten y si tienen algo que comentar, añadir u opinar estaré agradecido. La primera parte -en comillas-, es un fragmento del libro Un Beso de Dick de Fernando Molano.


ENTREMÉS
Sobre lo que es estar con un muchacho… y media sociedad en la cama.


(…)
-Es que no se puede ser feliz con quien no se debe.
-¿Pero por… por qué no se debe, pá?
-¡Porque todo tiene un orden, Felipe!... Un pájaro no se puede enamorar de un gato: ¿cómo puede ser feliz con un gato?

¿Un pájaro?: ¡por Dios!
-…
-…
-Los pájaros no son felices ni tristes. Sólo son pájaros.
-Eso no es lo que cuenta… Él puede creer que es feliz y estar equivocado, ¿no ha pensado en eso?
-¿Y…?- maldición: ¿por qué tendría yo que pensar en eso?
-Puede estar equivocado y no darse cuenta, Felipe. Él es muy joven y puede no darse cuenta.

Sí, claro: es tan jovencito que ni siquiera ha aprendido a caminar… ¡Y por eso se la pasa en cuatro: me da risa!
-…
-Vea, Felipe: a su edad hay cosas que todavía no se pueden entender. Y a su edad se es muy ingenuo, y este mundo está lleno de gente depravada que se aprovecha de eso para hacer daño…

¿’Gente depravada’? ¡Maldición!: ¿Leonardo?, ¡¿está hablando de Leonardo?!... ¡Dios mío!...
-…

Ah, es mejor callarse, Felipe…
-Nadie le está diciendo a ese muchacho que no sea feliz- ‘a ese muchacho’: por qué no le ponemos nombre de una vez a ese muchacho-… Él puede ser feliz todo lo que quiera, Felipe; pero no haciendo daño…
-…
-…
-Él no le está haciendo daño a nadie. El no está haciendo nada malo. Yo sólo sé que se enamoró.
-¡Por Dios!
-Pero, pá, ¿cómo puede hacerle daño a nadie, si sólo se ha enamorado? Yo no entiendo, pá.
-¡Hay mil cosas que usted no entiende!

Maldición: ¿por qué tiene que gritar?
-…
-A su edad no se puede entender… Además, uno no se enamora a esa edad: enamorarse es algo serio.
-Pero usted y má…
-¡Sí, ya sé! Pero es distinto. Además, teníamos veinte años cuando nos casamos.

¡Casarse!: qué chiste…
-Ustedes eran novios desde niños…
-¡Es distinto, Felipe: entiendalo! Gabriela y yo… Yo podía amarla a ella porque… ¡porque es natural! Pero… ¡Dios!... ¡¿Usted sabe de quién se enamoró ese muchacho?!

¿Pero por qué tiene que gritar, pá?... Ya no grite más-ya no grite más…
-…
-¿Usted se ha puesto a pensar en eso, Felipe?
-…
-¿Usted sabe…?
-…
-¿Usted-sabe-de quién-se enamoró él?
-…
-…
-…
-…
-Él no se enamoró de un gato.

Un Beso de Dick - Fernando Molano

¿De un gato?, si me hubiese enamorado de un gato no habría tanto problema. Pero como me enamoré de un muchacho, el cuento fue otro.

Sodomita, enfermo, aberrado, pervertido, desviado, invertido, amanerado, torcido, raro, anormal, degradado, de ambiente, del otro lado/bando/equipo -para otros disfemismos consultar foros virtuales de grupos cristianos o el diccionario de la Iglesia Bautista de Westboro-, mariposa, mariposo, mariposón, marica, mariquita, maricón, puto, rosquete, muerdealmohada, loca, maniquebrado, soplanucas, galleta, pirobo, cacorro… Uno a uno de los niños del salón de clases soltaban una palabrota a la ‘loquíta’ del centro del aula.

¿Cómo puedo cargar con tanto apodo?, si basta con la confusión que uno tiene a sus doce años como para que le estén cambiando el mote cada cinco segundos, desde las cuatro esquinas del salón, durante las tres horas del acto cívico, las dos de recreo, y un timbre que suena me salva la vida.

Cinco, cuatro, tres, dos, uno… ¡Mamá, soy gay!

Luego vinieron los estigmas: “Lo único que le pido es que no me monte una peluquería”. Fue la respuesta de mamá.

Tanto problema por querer a un muchacho, como si mamá y papá, o los compañeros de clase y profesores, o las instituciones religiosas y gubernamentales fueran con uno de la mano hasta la cama. Tanta gente metiéndose en el lecho, cuando uno sólo quiere estar tranquilo con un muchacho.

lunes, 8 de junio de 2009

Leslye

El siguiente texto hace parte de un trabajo final que presentaré en la U. El tema central es la homofobia y estoy recogiendo historias de personas que día a día -o noche a noche-, tienen que cargar con que su gusto sexual o identidad de género sea una marca en la frente. Lesly* es sólo una historia de las tantas que esconde esta urbe en sus montañas. Espero lo disfruten y si tienen algún aporte, alguna crítica o comentario será gratamente recibido. Si además quieren compartirme experiencias u opiniones estoy abierto.


Leslye


'Gods of Earth and Heaven' Joel-Peter Witkin

La calle Barbacoas en el centro de Medellín tiene forma de paréntesis, un paréntesis abierto sobre un renglón eterno, la avenida Oriental. Es una puerta a una ciudad que se esconde tras la ciudad. Hay bares a lado y lado de la calle. Todos se conocen en ese lugar, todos se han visto, por eso cuando entra una cara nueva son muchos los que voltean a examinar al nuevo espécimen.

A ella la veo tras un teléfono público, de esos rojos que hay en todas las esquinas de Medellín. No tengo las agallas de acercarme, hay un brillo de recelo en sus ojos. Entonces voy a comprar un par de cigarrillos mientras se aproximan dos damitas a la misma tienda. Al escucharme hablarles dan dos pasos atrás, se excusan por no tener tiempo para una charla, la noche las espera, pero me contactan con la del teléfono.

Me presento, se presenta: Mucho gusto, Leslye*. Las pestañas recubiertas de rímel, tiene los ojos como los de María Barranco y la boquita pintada de un fucsia pálido parece la de Victoria Abril. Sería fácilmente una chica Almodóvar.

Mide sus palabras, sus maneras parecen las de esas señoritas que se colocan la servilleta en el regazo y dan tres golpecitos a la taza del té antes de sacar la cuchara. Junta sus manos de uñas largas y desmaquilladas. Su pelo es naturalmente castaño con un tinte artificialmente rubio, si la vez de frente parece un pavo real porque tiene su cabello recogido y detrás de su cabeza salen mechones disparados hacia arriba. Lleva un vestidito negro, de esos de cuello extraño que van tapando un hombro y el otro lo dejan al descubierto. Leslye tiene sus medias de colegiala, unos zapatos deportivos, el vestidito a media pierna y un caminar decidido; si no, le hubiese sido imposible llegar a Medellín donde vive hace cuatro meses en un apartamento, sola. Nació en Bogotá, se fue a buscar su pedazo de mundo a Manizales y resultó en esta urbe, que según ella es más abierta.

Dieciséis años y ya fuera de su casa. Lo que pasó fue que a Leslye le tocó jugar una doble vida: la que ella soñaba y la que ellos querían. Por lo mismo que abandonó el Ballet Folclórico dejó a su familia, “a uno le toca sacrificar algo, a mí me tocó sacrificar a mi familia para buscar la felicidad”. Ella quería usar sus vestiditos y bailar mientras su hombre le daba giros por la pista, pero su familia no, jamás aceptarían que el nene de la casa se convirtiera en mujer, y en el ballet seguiría jugando el rol de caballero.

“Claro que a uno si le gustaría aplicar todo eso que aprendió en el colegio”, ¿pero cómo?, sólo encontró dos caminos: “travesti que no está en la calle es peluquera”, lo dice segura de haber agotado muchas posibilidades. “O imagínese yo ir así a la universidad”.

Aquí no hay lugar para personas como Leslye. Sí, digo personas y recuerdo hace un tiempo que caminaba con alguien cerca a Villa Nueva, era de día y el sujeto que me acompañaba al ver a una de estas damitas paradas en una esquina dijo: “Ay no, por Dios, ¿pero qué es eso?”; a lo que respondí: Eso es una persona.

Hace veinte días que no ‘putiaba’, me cuenta Leslye, que porque estaba comprometida. Que más razón para hacerla una persona que eso tan humano de enamorarse. Pero no, el tipito la dejó, entonces ella volvió a su rutina. Se levanta, arregla el apartamento, se enfrenta al incuestionable espejo que de día le muestra una cara que sólo toma condición de rostro cuando Leslye maquilla al que no quiere en ella y lo vuelve la nenita que realmente soñó ser.

Sale entonces a la noche, con sus pasos decididos. Muchos la saludan, otros la llaman a gritos como sus compañeras nocturnas -las mismas que me la presentaron-, las que también han optado por buscar en la noche el pedazo de vida que se muere de día. Entonces entra a algún lugar, se liga a quien ella quiera. “Ellas –las otras travestis- tienen sus culazos y las tetas, pero yo tengo la juventud”, dice, y con eso se defiende, con eso obtiene lo que quiere.

Aunque no siempre es así de fácil, me dice. A veces le toca protegerse, porque no faltan los hombres que se demoran en descubrirla. Entonces las caricias de antes se vuelven agravios hasta que ella salé de la habitación buscando refugiarse de nuevo en la calle.

Los peligros aguardan en los encuentros nocturnos, aunque no se debe culpar a la noche por sus malos hijos. Las situaciones son distintas, puede que esta noche traiga grandes sorpresas pero también podrías encontrarte en la cama con la muerte. Una ruleta rusa, el que te seduce en el bar puede ser un verdugo disfrazado de cardenal, te invita a una copa, luego a otra, llegan a tu apartamento y de ahí no recuerdas nada más, sólo que la tierra ha quedado atrás.

Leslye relata, con un tono de ya haberse acostumbrado a los golpes, que a veces la policía la agrede a ella y a sus compañeras, con “ese aparato que lo electrocuta a uno, ¿cómo es que se llama eso?”, El Táser, Leslye, o Tábano que llaman; un arma que funciona con pulsos eléctricos, su uso no se permite dentro de la policía. Entonces me cuenta que a una amiga de ella si le ha tocado ‘guerriarla’ en la calle, no me dice el nombre, pero me habla de una vez que a su compañera un policía le daño el ojo con el bolillo.

Está apurada, sé que debe irse, lo último que me dice es que a veces es difícil para ellas hablar con los demás. No sólo con ‘los normales’, supongo que se refiere a los heterosexuales, sino también dentro del mismo ambiente. Hay lugares donde no se les da entrada a los transgénero, sitios de encuentro LGB que excluyen al grupo T con avisos que promulgan “Bar libre de travestis”. Seguramente Leslye irá en busca de algún nene para salvar la noche, amenizar su vida, mientras Barbacoas sigue como paréntesis abierto que aguarda tantas historias como pesares, sin más cierre que el que llega con la madrugada.

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*Nombre modificado por seguridad de la fuente.

sábado, 30 de mayo de 2009

Benedetti a voces

En días anteriores publiqué un escrito en homenaje al Poeta Mario Benedetti. Pero ese Señor, con Mayúscula, Mario el eterno Benedetti, merece mucho más. Por eso, algunos estudiantes de periodismo de la Universidad de Antioquia le dedicamos un espacio a este Señor Poeta. Esto hace parte del programa De la Urbe Radio, lo pueden sintonizar todos los viernes y sábados a las 12:30 a.m. El dial es 1410 a.m.



jueves, 16 de abril de 2009

Intento de Semblanza

Estoy haciendo mis pinitos en este cuento de la Radio, aunque no sea mi medio de cabecera, en realidad no escucho radio. La cosa es que he descubierto que a pesar de las limitaciones temporales y recursivas que representa este medio, es posible lograr buenas cosas, o al menos intentarlo. Así no corro el riesgo de abandonar un poco el lenguaje con que manejo mis escritos.

Por eso, queridos lunáticos, hoy les traigo una muestra de lo que he hecho en la U.

Pretendía realizar una crónica, que luego se transformó en perfil, para tomar forma de semblanza. Aquí está un hijo deforme hecho con cariño.

Omaira Rodriguez es la protagonista. Actriz del Pequeño Teatro de Medellín y una mujer a la que admiro personalmente. Recomiendo para quienes gusten del teatro estar pendientes de obras como Emily Dickinson y Woyzeck.

Sin más palabras escritas y con mil disculpas por los errores del Movie Maker –que no manejo a la perfección-, aquí está:

Este audio hace parte del programa De La Urbe Radio, una realización de los estudiantes de periodismo de la U de A , que pueden escuchar en el 1410 AM (La Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia), los viernes y sabados a las 12:30 p.m.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Caperucita Roja

Por Maria Clara Calle, Julio C. Londoño,
Juan David Ortiz, Lucas Vargas y Sierra,
Juan Sebastián Villa.

Era imposible no acudir a la cita. El lugar: El Bosque, once de la noche.
Espectáculo Escarlata. Bajo el rojo de las luces el rojo del satín, y bajo el satín, el blanco de la piel.

Mujer maleva, maleada al frío metal de una barra.
Ayer era otra, con otro nombre, otro disfraz.
De Blanca Nieves a Cenicienta, de Rapunzel a Campanita.
Hoy entra en mi cuento.

Veinte pares de ojos hambrientos conteniendo ansias descarnadas.
Los villanos esperaban, pero ella sólo salió para mí.
¿Cómo sabes Caperuza que el rojo es mi color favorito?

¿Podrías cambiar el frio del escenario por el candor de mi lecho?
Solos los dos para arrancarte la ropa y devorarte entera.
Besarte las entrañas, romperte los sueños.

Se apagan las luces y se calla la música.
Una banda sonora “Canción Animal”.


...Cambiaste mi cuento. Esta vez tomaste el camino más corto…

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Este escrito nació en una clase de Lenguaje y Géneros Periodísticos, en la U de A. Gracias compañeros, un placer siempre 'coprolaliar' con ustedes.

La imagen es la pintura 'La Fruta Prohibida' del artista rumano Mihai Criste, que algún día encontré por casualidad en Internet.

domingo, 18 de enero de 2009

Medellín, debatida entre el olvido y el recuerdo.

¿No ves que vengo de un país que está de olvido, siempre gris, tras el alcohol?”, canta a media voz don Carlos* en una cantina del sector de Guayaquil en el centro de Medellín. Su única y humilde compañía: media de aguardiente, sin pasante por favor.

Mientras las putas se pasean por las calles a la espera de un amor de media hora, don Carlos se emborracha evocando sus aventuras e infortunios de una juventud hace años pasada. Tiene una mirada perdida este hombre, un semblante caído y unas sienes repletas de canas, de recuerdos; de olvido con nostalgia.

Se nota que es de esos hombres románticos congelados en la Medellín de antaño, en esa vieja ciudad donde aún se podía tomar un tinto y fumarse un cigarrillo en el parque Bolívar, sin los temores actuales; o concurrir al Salón Versalles, en la calle Junín, y hablar libremente de la prensa matutina.
Fuente del Parque Bolívar
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Es imposible caminar por las calles de esta ciudad sin respirar un denso aire de nostalgia, de tango, piensa don Carlos. Aunque hay una tristeza reinante: la ciudad ha empezado a envejecer y a olvidar. El cemento, como la maleza, ha comenzado a trepar por las laderas verdes, dejando un velo pesado de adoquines y baldosas grisáceas, algunas optimistamente anaranjadas.

La casa de los abuelos, las tertulias en la tiendita de don Rubén Burgos, la iglesia, el burdel... ¿Dónde quedan los lugares comunes de nuestro imaginario?, pareciera que en el abandono, y “uno se muere cuando lo olvidan”, dice don Carlos con unas tragos de más, parafraseando al maestro Mejía Vallejo. Construcciones, como recuerdos, si que se han derribado en esta pequeña villa.

En esos años en que la quebrada Santa Elena corría libre, majestuosos caserones yacían a su orilla con sus tradicionales molduras, sus baldosas adornadas, fuentes de agua, palmeras. Uno a uno fue desapareciendo, reemplazados por edificaciones que sustentaran nuestro acenso, hasta que fue un poco más que tarde para encontrarnos con que estábamos empezando a borrar nuestro pasado.

La quebrada fue ahogada con ríos de carros y una mole de brea renegrida, la avenida La Playa. La ciudad empezó a agrisarse, las costumbres a cambiar, los sombreros se dejaron a los campesinos y a los ancianos. La vieja Medellín fue quedando fragmentada, vedada por nuevas construcciones más modernas que le dieran un aire más cosmopolita. Solamente una casa quedó de aquella época de esplendor cuando todavía se respiraba oxigeno, la casa de los Barrientos.


Antigua Casa Barrientos, actualmente funciona la Casa de la Lectura Infantil.
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A diferencia de lo que se cree, la casa no perteneció en sus inicios a la familia Barrientos. Ha pasado por varios dueños, entre ellos el primero, José Lorenzo Posada, quien la construye para su familia en 1895.

Federico, Miguel, Emilia, Juan e Isabel, los hijos de Alejandro Barrientos Fonnegra y Maria Josefa Uribe Gaviria, son quienes adquieren la propiedad en 1925 por un valor de treinta mil ciento cinco pesos. En diciembre de aquel año muere Isabel, la hermana menor, y la parte que le correspondía pasa a sus hermanos. Lo mismo sucede con Emilia cuando fallece.

Pero los hermanos hombres habían relegado sus partes a acreedores, es así como Casa Barrientos, tras la muerte de su ultimo heredero, Federico, en 1983, comienza una serie de pleitos para encontrar su legatario. Un poco más de diez años duraron los litigios legales, tiempo en el que un albacea toma cargo de la construcción. “Esta persona se aprovechó de muchas cosas, dicen que él se robaba algunos de los muebles de la casa. La alquiló como posada. Le dio un mal uso”, es la historia narrada por Pablo Andrés Monsalve, estudiante de historia y promotor de la Casa de la Lectura Infantil, “Después el albacea huye. De él nunca más se supo nada, la casa se convierte en lo que se podría llamar vulgarmente El Hotel de los Gamines del sector”.

La construcción se fue llenando de huéspedes esporádicos, telarañas, maleza y una que otra leyenda urbana. No faltaron los cazadores de guacas quienes aseguraban que los Barrientos habían dejado su fortuna enterrada en el piso y las paredes de la casa. Cuando en 1995 la casona pasa a manos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, está derruida, abandonada y saqueada; sus detalles han perdido el brillo de otros tiempos. El ICBF destina recursos para la limpieza y algunos arreglos, como el techo provisional de zinc. La casa permanece cerrada.

Pasarían ocho años hasta que finalmente el inmueble quedara al amparo de la Alcaldía de Medellín, que se comprometió a restaurar la edificación y darle uso público. En convenio con Comfenalco y la ayuda de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, el municipio regeneró el bien que se convertiría en la actual Casa de la Lectura Infantil, abierta al público desde el siete de diciembre de 2007. “Primero se inauguró: la sala de lectura, la sala de exposición, la Bebeteca y el servicio de información local. En noviembre de 2008 se abrió la última etapa: el auditorio y el cafetín”, afirma Laura Arias, Coordinadora encargada y Gestora de información de la Biblioteca Pública Héctor González Mejía.


Interior Casa de la Lectura Infantil (arriba-abajo: Patio interior, Fuente, Bebeteca y Cafetín)
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De la anterior construcción se conserva cerca del 89%, “hay cosas que se reformaron por modernidad. La casa iba a ser utilizada como bien público y debía tener una reestructuración para sismo resistencia moderna. Igual sigue siendo de tapia. Los materiales casi todos son los mismos, con pequeñas variaciones”, dice Pablo Monsalve.

Pero Barrientos no es la única construcción que ha tenido la suerte de ser recuperada para ventura de la memoria urbana. La reparación de construcciones como el Palacio Bellas Artes, el Teatro Lido, y el mantenimiento de edificaciones como el Museo Teatro Prado, donde funciona actualmente El Águila Descalza, son ejemplos de conservación del patrimonio cultural e histórico de la ciudad.

Don Carlos ha vaciado la botella, tararea el bolero de turno y llama a una de las meseras para que le traiga otra media de aguardiente. “Empecemos por quemar el estomago, ya vendrán las penas”, dice mientras se manda el primer trago de su segunda botella. Luego empieza a relatar el encuentro con su primer amor, una putica diez años menor que él. Me cuenta que la conoció en la antigua Plaza de Cisneros, “esa que ahora es un montón de astillas”, como las que este hombre tiene en el alma.

Cuatro elementos rodeaban la Plaza Cisneros: El edificio Carré, el Vásquez, la estación del ferrocarril y el Pasaje Sucre. Este último “era patrimonio del orden municipal, y el ex alcalde Luis Pérez decidió en su administración que esa edificación había que demolerla para hacer una biblioteca temática y contemporánea (Biblioteca EPM)”, expone Luis Felipe Saldarriaga, Coordinador del Patrimonio de la Gobernación de Antioquia.

Al principio la Alcaldía estaba pensando en un proyecto que conservaría el Pasaje Sucre, la edificación estaba protegida como patrimonio cultural. Después se derogó la declaratoria que amparaba la construcción, lo que habilitó la solicitud de licencia de demolición, acabando con un patrimonio arquitectónico de más de 80 años.

Frente a la actual Biblioteca EPM está el Edificio Vásquez, una obra encargada por el comerciante Eduardo Vásquez en el siglo XIX y diseñada por el arquitecto francés Charles Carré. Se construyó en el sitio formado como punto de desarrollo para la vivienda y el comercio. Es recordado por ser el primer edificio de apartamentos de la creciente Medellín, junto con su vecino el Carré, donde ahora funciona la Secretaría de Educación.

Edificios Carré y Vásquez.
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Declarado Bien de Interés Cultural de carácter nacional en el 2000, El Vásquez fue restaurado gracias a la concertación de la Caja de Compensación Familiar de Antioquia (Comfama), y la Alcaldía de Medellín. Un proyecto que demoró nueve meses y costó dos mil novecientos millones de pesos.

El proceso que se utilizó para la reestructuración del edificio, según un informe de presa del inmueble, fue el de sostenerlo en andamios, desarmar las columnas en que se apoyaba, colocar una estructura más resistente y cubrirla con el ladrillo original. El techo del patio central, inicialmente de caña brava y barro, se reemplazó por una teja transparente que le da un toque moderno e iluminación natural a la casa. La esencia comercial del primer piso se conservó y actualmente el edificio cuenta con varias tiendas, una librería y una cafetería. La fachada fue quizá el cambio más evidente, se retiraron las capas de pintura y cemento para descubrir el adobe original. Se habilitaron cuartos con muros de dry wall que permitieran su retiro posteriormente, donde funcionan algunas oficinas y salones que administra Comfama.

Detalle del techo, escaleras y balcones al interior del Ed. Vásquez.
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Resulta que a don Carlos le mataron a su amor, por eso cuando ha sonado Senderito de Amor se le han llenado los ojos de lagrimas, y la boca de aguardiente. “A mí no se me fue el amor, se me lo llevaron que es distinto”. Medellín se fue llenando de edificios, y de muertos. “Y olvido, sobre todo”, dijo. Después se abstrajo en sus cavilaciones.

“Tenemos una sociedad a la que no le gusta lo viejo, lo miramos mal, es un estorbo, y lo mismo pasa con las edificaciones en Medellín. Por eso no tenemos un centro histórico como en otros lugares”, opina Luis Felipe Saldarriaga, y continua: “El centro lo borran cada una o dos generaciones y son felices reconstruyéndolo con edificaciones nuevas. Por eso son tan importantes los programas de formación en patrimonio”.

Además de su ocupación en el Patrimonio de la Gobernación de Antioquia, Saldarriaga es coordinador de Vigías del Patrimonio Cultural, un programa que adelanta la Dirección de Fomento a la Cultura de Antioquia. Creado con el fin de formar a la comunidad en el reconocimiento, valoración, protección, difusión, apropiación social y desarrollo creativo del patrimonio. El programa ha estado vigente desde 2004.

“Si la comunidad no se forma en los valores de respeto al patrimonio cultural, de nada vale cualquier acción de salvaguarda del mismo”, opina el Coordinador, “el hecho de invertir grandes sumas de dinero en restauración, no tiene el mismo impacto si no hay una comunidad que se responsabilices del sostenimiento, cuidado del patrimonio, y de todo lo que tiene que ver con que permanezca para las generaciones futuras”.

Luis Felipe Saldarriaga considera que la protección al patrimonio no debe quedar solo en cabeza del estado, sino que las localidades deben apoyarlo, acogiéndose a los programas de auxilio a estos bienes. Piensa que es valioso invertir recursos en restauraciones, pues es mucho más grave perder parte de la identidad y el legado cultural que heredó nuestro departamento.

El programa trabaja con aportes presupuestales propios de la Gobernación de Antioquia y los impuestos del I.V.A. celular que el Ministerio de Cultura transfiere al departamento. Aunque estos recursos aparentan ser muchos (en 2008 se transfirieron dos mil doscientos veinte millones), son todavía insuficientes. “Una sola restauración se lleva eso y mucho más”, apunta Saldarriaga, quien ejemplifica la idea con la renovación de la Catedral Metropolitana, que podría costar cerca de siete mil millones de pesos.

Fachada de la Catedral Metropolitana de Medellín.

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Un ciudadano del común que quiera hacerse participe de los Vigías, debe estar adscrito a una entidad (pública o privada), legalmente constituida. En caso de que el organismo al que acuda la persona no tenga una relación con el programa de Vigías del Patrimonio Cultural, puede proponer la creación de un nuevo grupo, de tres o más personas.

En Colombia, desde 1997, se ha creado una jurisprudencia alrededor de los bienes de la nación. A partir de la Ley 397 del 97 (ley de cultura), complementada con la Ley 1185 de 2008 (nueva ley de cultura), y estas a su vez articuladas con la de Desarrollo Territorial (388 del 97), es posible una inclusión y atención al patrimonio cultural en los planes de gobierno.

El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) del municipio de Medellín, también dedica uno de sus capítulos a la reglamentación sobre todo lo relacionado con el patrimonio. Incluye además, una listado de los sitios, edificaciones y espacios públicos declarados Patrimonio Cultural de la Nación, entre los que destacan: El Hospital San Vicente de Paúl, el Paraninfo Universidad de Antioquia, la Iglesia de La Veracruz y el Cementerio de San Pedro. Y otra lista de los sitios de interés para el municipio de Medellín.

Pero la comunidad también tiene mecanismos para velar por el patrimonio. En caso de que una persona encuentre un bien que debe ser considerado de interés para el municipio, departamento o nación; está en el deber de demandar, ante las autoridades competentes y organismos asesores, sobre el atropello cometido contra el patrimonio.

Por falta de atención oportuna sobre los inmuebles y por los pocos recursos destinados a este fin, se han perdido importantes sitios de interés histórico y cultural en la ciudad. Fue el caso del Edificio Gonzalo Mejía, demolido a finales de los años 60, y donde funcionaba el teatro Junín y el hotel Europa. “Era muy viejo y de sólo dos niveles –cuenta Saldarriaga- Había que construir una torre que económicamente fuera más rentable. Así fue como un patrimonio que atropello a otro se convirtió en símbolo de Medellín, el Edificio Coltejer”.

“Esta ciudad, como las putas, olvida sus amores con los otros que aparecen”, dijo don Carlos antes de caer dormido sobre la mesa. He pagado su cuenta. Esas viejas pasiones le deben pesar en la cabeza. Cuando anochece en Medellín, un halo frio, fantasmal, antiguo; despierta. Recuerdos que esperan ser evocados.

Palomas en el Parque San Antonio.

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*Don Carlos es un personaje ficticio, cimentado en frases y recuerdos que recolecté de algunos personajes durante el proceso de reportaría. La canción con que inicia el artículo es el tango “La Última Curda”.

Agradecimientos a:
-Luis Felipe Saldarriaga, coordinador del Patrimonio de la Gobernación de Antioquia y del programa Vigías del Patrimonio Cultural.
-Laura Arias, gestora de información y coordinadora encargada de la Biblioteca Pública Héctor Gonzales Mejía.
-Pablo Andrés Monsalve, Historiador en proceso y promotor de la Casa de la Lectura Infantil.

viernes, 12 de diciembre de 2008

De la Capucha al Anonimato Virtual

Tras la saturación del tema en los medios de comunicación se puso sobre la mesa un asunto que había salido del ruedo hace algún tiempo: La protesta académica y el movimiento estudiantil. Con informaciones poco puntuales y un escándalo suscitado por una cuestión que ha estado latente en las universidades de Colombia desde hace más de setenta años, los medios informaron acerca de la insurgencia en las instituciones educativas y la intimidación que originaban los estudiantes que recurrían al anonimato para expresar su opinión.

El despliegue mediático, cualquiera haya sido su objetivo, dejó un sabor a inconformismo entre los estudiantes, quienes reaccionaron contra la desinformación y la malinterpretación que se estaban reflejando. Diversas manifestaciones fueron organizadas y no tardó el debate en llegar al lugar de encuentro de las nuevas generaciones, el Facebook.

Estudiantes de distintas universidades, diferentes ideas y posiciones, se dieron a la tarea de continuar la polémica, con la facilidad que da la Internet para desplegar argumentos, pero con el mismo anonimato que emana la capucha. Desde grupos que apoyan las ideas de los encapuchados como La capucha no es terrorista y los que opinan que “el problema no son las capuchas… Es la apología al delito”; hasta el pronunciamiento libre de los estudiantes que no apoyan estas ideas, el caso de CCC Contra los cobardes capuchos.

Es que hacen falta cosas en este país: democracia, libre albedrio y derecho a la protesta; que como las buenas ideas, se queda en la teoría. El internet da la garantía de opinar sin ser físicamente recriminado. Sin ese contacto personal, sin esa intimidación que nos representa el otro, se hace más llevadero el ejercicio de la democracia. Por eso estos grupos develan lo que en las universidades poco se trata: la posición sobre los encapuchados, la insurgencia y la protesta estudiantil.

Los foros cibernéticos poco se parecen a los reales, pero irónicamente es posible encontrar más verdades. La dinámica de la democracia radica en el debate, en la confrontación de ideas y estos lugares virtuales lo permiten. “Creo que a punta de papasos y otros métodos de lucha hacen que no pueda oírse nunca lo que argumentan. Por aferrarse a un método de lucha que se ha comprobado inútil y perjudicial, sus ideales están siendo satanizados”, opina una integrante del grupo Capuchos Universidades Públicas Colombianas, al cuestionamiento sobre su posición sobre los encapuchados; a lo que otro participante del foro responde, “Mira mujer, no creo que ninguna persona ame la violencia o le encante estar arriesgándose y chupando gas, lo que pasa es que cuando un estado o gobierno como el que tenemos ahora es tan cerrado en su pensamiento y cree tener la razón en todo, sabiendo que este estado controla los medios de comunicación privados y que a los independientes nadie en este país los ve o lee, una de las pocas formas de hacerse sentir es por medio de estos actos”.

Sin el temor a ser rechazados o reprendidos, los estudiantes ejercen su derecho a opinar, lo que evidencia la falta de comunicación que existe en las Alma Máter y la necesidad de una unidad plural en el movimiento estudiantil que valide este ejercicio no solo en el ciberespacio, también en los planteles educativos. “Creo que el fin de estos movimientos se ha empezado a desviar, además últimamente se ha demostrado (al menos en mi universidad) que la voz de los estudiantes que creemos en otros métodos de protesta ha sido callada, por así decirlo, pues se han hecho actos que atentan contra la integridad del estudiantado, con razones no muy claras” expone un personaje en otro de estos foros. Y es que aunque se protesta porque se haya dicho que las capuchas deberían ser exiliadas de las universidades, también se debe reclamar el derecho a la diversidad de pensamiento, de expresar sin miedo –y sin camuflajes- los propios enfoques, no se puede cometer el error de las grandes esferas, el de acallar las voces de las minorías y de los disidentes.

Una observación que a resaltar es la tendencia de estos grupos a discrepar con estos enmascarados y con sus ideas. Al buscar las palabras Capuchos o Encapuchados, se encuentra una cantidad de estas organizaciones, en su mayoría fastidiadas por la figura de estos personajes y apenas una minoría que apoya sus causas y les agradece su presencia en las universidades.

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Este artículo hace parte de un trabajo periodístico colectivo requerido para la clase de Periodismo Político en U de A, sobre la insurgencia en la universidad pública.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Tele-vicio Placebo

"Creo que la televisión es muy educativa.
Cuando alguien la enciende me voy a leer un libro"
Groucho Marx


¿Qué sería del hombre sin el control? Pero no ese que se ejerce sobre otros sino el que verdaderamente te hace sentir poderoso. Un botón y tienes el mundo a tus pies, dispuesto a cambiar ante tus inestables estados de ánimo. Ese control que sentimos nuestro, aunque pertenezca a los expendedores de imágenes al otro lado de la pantalla, esos que están allí con más botones aun, con cámaras y lucecitas deslumbrantes. Son ellos, los que estiran la realidad y la mano para entregarte el placebo y saciar tus ansias de matar la cotidianidad, los verdaderos dueños del control y de la conciencia.

El control sobre la mente colectiva, sobre la tele, ese deslumbrante invento que comenzó con el planteamiento sobre la fotoelectricidad y ahora es una cajita llena de gasecitos mágicos. “El hombre, con cierta razón, le teme a la oscuridad, al silencio y a la soledad […] La televisión, creo, debe su éxito a que nos libera de una sola vez tanto de la oscuridad, como del silencio, como de la soledad” [1], el éxito de la televisión radica en el sedentarismo mental de los consumidores, quienes encuentran en ella una compañía inerte y casi manejable, y sobre todo, de menos cuidado que una mascota. Héctor Abad Faciolince la compara exactamente con un canario, expresando que “a un canario se le puede pedir que sea amarillo, que cante y que se mueva, pero a nadie se le ocurre exigirle que sea inteligente” [1].

No se ha dicho que los buenos inventos sean útiles, o que suplan una necesidad. Si practicamos por cinco minutos el deporte de los tiempos contemporáneos -zapping-, fácilmente deducimos que no hay muchos nutrientes en la bandeja de programación que dispone la agenda televisiva; por lo que es mejor tomar un buen libro y sentarse a leer, lo que para muchos supone una actividad ardua, si se tiene en cuenta que para ver tele no hay que digerir demasiado.

Desde un comercial, pasando por los lánguidos noticieros y llegando a los remojados melodramas, encontramos un libro sin letras, una caja resonante y emitente de realidades relatadas, sesgadas.


Televicio Placebo: La telenovela.

En una sociedad exagerada, de matices tan variantes, el espectáculo no tiene sentido porque todo es ya particular; así que toca inventarse la magia. Es así como nace, entonces, la telenovela, el género televisivo latinoamericano por excelencia.

Jesús M. Barbero y Germán Rey, opinan que la telenovela es el lugar donde se hace posible representar, mínimamente, la historia que no presentan los noticieros, “mientras los noticieros se llenan de fantasías tecnológicas, y se espectacularizan a sí mismos, es en las telenovelas y dramatizados donde el país se relata y se deja ver” [2]. Opinan además, que el avance en este género televisivo es visible en la mutación que sufrió desde los setentas hasta los noventa. De los dramatizados semanales como El cuento del domingo, donde la experimentación estética y narrativa es notable debido a la dirección por parte de personajes dedicados al teatro, se pasa a las producciones diarias, el caso de Café donde se comienza a definir un lenguaje particular de la televisión, distinto al cine y al teatro. Estos dos académicos consideran que la telenovela no es tan mala como muchos creen, por el contrario, es el espejo de la sociedad, es el género necesario para crear identidades y pulirlas al tiempo; la telenovela como medio de expresión popular.

Por otro lado, personajes como Claudia Ruiz Arriola y Héctor Abad Faciolince, consideran la televisión, hablando específicamente de la telenovela, como una aversión cultural, un sedante cerebral. Abad apunta a que nuestra modorra mental se ha alimentado de pésimas telenovelas, convirtiéndose en un mal casi necesario. A los cultos los banaliza la tele, mientras a la masa al menos les suple sus carencias académicas. De fondo, en la gloria de estos programas, se esconden varias cosas. Podríamos decir que son el reflejo de realidades que los noticieros no abarcan, o no se atreven a hacerlo; también podríamos suponer que es la manera en que los medios crean imaginarios para homogeneizar la identidad nacional, un tipo de control de algún modo útil para intereses particulares.

En el escrito La telenovela o el bienestar en la incultura, Abad supone el triunfo de la telenovela como el triunfo de los ideales burgueses, “El triunfo de las expectativas, la moral y las perspectivas vitales de la pequeña burguesía”. Lo anterior lo explica con un ejemplo puntual: En la Rusia pre Gorbachov, las amas de casa veían atentamente las importadas telenovelas latinoamericanas, lo que para Abad significaba la victoria de un cambio de mentalidad. El éxito de estas producciones era muestra de que los sueños burgueses seguían vigentes a pesar de los sometimientos marxistas. La identificación de las rusas con estos cuenticos criollos recae en que la pequeña burguesía es una clase idéntica en todas partes, la telenovela es entonces una “epopeyita pequeñoburguesita”, define Abad Faciolince.

Pero, ¿Cuál es la causa del éxito en estos programas, si son todas iguales? Umberto Eco explica que el televidente encuentra dinamismo en ver que lo que él había previsto se cumple, esto se debe no necesariamente a una mente astuta, sino a los imaginarios ya desarrollados por historias anteriores, por la repetición en la estructura y las acciones en estas narraciones.

Así es como la historia nacional se ha llenado de relatos inventados y de estereotipos malogrados, nuestros héroes nunca serán reales, nunca lo fueron, tenemos la condición de las sociedades pequeñas, la exageración. Pasamos de aquellos híper exaltados personajes de la independencia, los mismos de la patria boba, a los que cada noche vemos triunfar, sin castigo, gracias a sus polvos ilícitos; y ni hablar de las teorías que noche a noche aprendemos: sin tetas no hay paraíso; el que reza y mata, empata; la plata es un aceite que cualquier tornillo afloja…



Medios de Des-Información

El papel del periodismo no ha sido uno distinto que inspeccionar, fiscalizar los estamentos públicos. Por algo se le ha denominado muchas veces como el cuarto poder de un estado. El periodismo debe velar por mostrar a los nacionales los movimientos políticos y la corrupción.

Es rebatible el decir que la corrupción es un tema de hoy, como lo expresan Jesús M. Barbero y Germán Rey, pues es una temática tratada a lo largo de la historia del periodismo, cualquiera que sea su presentación (Prensa, Radio o Televisión). En el libro Los ejercicios del ver se expresa: “Si en el pasado su fortaleza estaba en cuidar a cualquier precio su privacidad ahora lo está en acomodarse con cinismo a la visibilidad”. La corrupción siempre ha estado allí en la agenda mediática, sólo que se vale de los mecanismos de estos para lograr sus fines. Basta con revisar los periódicos de 1928 para encontrar la anémica información sobre la Masacre de las Bananeras. Ni que decir de los tantos sesgos que se le han hecho a los medios por parte de políticos corruptos, actores paraestatales, amenazas subversivas e intereses de lo privado.

La televisión informativa ha sufrido grandes cambios. Si comparamos un noticiero de la década de los ochenta con uno de la actualidad, es evidente, obviamente la tecnificación, y más aun el manejo parcial de la información. En décadas pasadas la televisión informaba mas cuidadosamente de los hechos, sin valerse del lenguaje televisivo para editarlos. Ahora encontramos un panorama muy diferente, los medios han apelado a sus intereses privados, lo que convierte a la noticia en un bien particular que imposibilita el acceso a una información amplia y poco contaminados.

Puntualizo al ilustrar con el caso de la senadora Piedad Córdoba y el tratamiento que se le da en los medios, especialmente en RCN. Alguna vez esta senadora denuncio el atropello mediático que se le había dado a ella por su postura antiuribista y planteamientos con visos socialistas. En cierta ocasión la senadora pronunció unas palabras que rezaban algo como que ella estaba de acuerdo con el proyecto expansionista de la solidaridad, el amor y los derechos; a lo que el medio editó dejando las palabras a medias, dando a entender que la senadora estaba de acuerdo con el proyecto expansionista que promulga el presidente Chávez en Venezuela. Lo anterior es prueba del trato a la información y la conveniencia que tiene para intereses particulares. Luego del incidente la senadora respondería con diatribas hacia el canal y al grupo Ardila Lülle.

Como este hay otros ejemplos claros, como los ya enunciados en el texto de Rey y Barbero: El proceso 8000 y la confrontación en Las Delicias. Ellos apuntan también a que “La visibilidad que ofrecen medios como la televisión es casi siempre paradójica: no responde a un ideal de total transparencia sino que es el resultado más o menos ambiguo de la intersección entre información y desinformación, verdad y artificio, montajes ritualizados y espontaneidad”. La guerra narrada como un gran relato, pues así no pierde actualidad, el relato no se agota, mientras la noticia se desecha cuando deja de ser nueva. Una sociedad hecha relato se convierte en un gran melodrama, la telenovela latinoamericana.

¿Y si armamos una guerra? Una guerra mediática. Seria genial hablar de “La Revolución de los Botones”, todos al tiempo tecleando directo a la caja, pidiendo por más anestesia. Así los del otro lado perderían la cordura -y el control-, ya no nos divertirían mas, seriamos animales hambrientos de propaganda y nueva tv, y ellos ciervos indefensos corriendo por refugio.

Sin embargo la vida sigue igual, es incomodo entenderla en negativo. Por esto, por esa condición de seres conformes ¡Nada Haremos! Todo seguirá igual, nosotros con nuestros botones y ellos con el control…
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[1] Héctor Abad Faciolince: La Telenovela o el Bienestar en la Incultura. Revista Número 9 (1996), 63 - 68.

[2] Jesús Martín-Barbero, Germán Rey: Los Ejercicios del Ver (2000), Capitulos 4 - 6.