"Yo no sé hablar como todos, mis palabras suenan extrañas y vienen de lejos,

de donde no es, de los encuentros con nadie.

¿Qué artículos de consumo fabricar con mi melancolía a perpetuidad?"

Alejandra Pizarnik


lunes, 6 de julio de 2009

Cómo Cocinar un Muchacho (Parte I)

“La sexualidad es tan insondable como el más allá”
Melodrama – Jorge Franco.


Este escrito hace parte de un ensayo en proceso sobre lo absurdo que puede ser encasillar la sexualidad, dividirla y polarizarla; dándole mayor o menor valides a algunas de sus manifestaciones. Esta es sólo la introducción al texto completo que aún no he terminado. Posiblemente lo vean fragmentado en el blog en unos días. Si desean una copia completa en cuanto esté terminado, con gusto se los enviaré. Pueden dejar sus correos electrónicos en la caja de chat, en un comentario o enviándome un correo electrónico. Espero lo disfruten y si tienen algo que comentar, añadir u opinar estaré agradecido. La primera parte -en comillas-, es un fragmento del libro Un Beso de Dick de Fernando Molano.


ENTREMÉS
Sobre lo que es estar con un muchacho… y media sociedad en la cama.


(…)
-Es que no se puede ser feliz con quien no se debe.
-¿Pero por… por qué no se debe, pá?
-¡Porque todo tiene un orden, Felipe!... Un pájaro no se puede enamorar de un gato: ¿cómo puede ser feliz con un gato?

¿Un pájaro?: ¡por Dios!
-…
-…
-Los pájaros no son felices ni tristes. Sólo son pájaros.
-Eso no es lo que cuenta… Él puede creer que es feliz y estar equivocado, ¿no ha pensado en eso?
-¿Y…?- maldición: ¿por qué tendría yo que pensar en eso?
-Puede estar equivocado y no darse cuenta, Felipe. Él es muy joven y puede no darse cuenta.

Sí, claro: es tan jovencito que ni siquiera ha aprendido a caminar… ¡Y por eso se la pasa en cuatro: me da risa!
-…
-Vea, Felipe: a su edad hay cosas que todavía no se pueden entender. Y a su edad se es muy ingenuo, y este mundo está lleno de gente depravada que se aprovecha de eso para hacer daño…

¿’Gente depravada’? ¡Maldición!: ¿Leonardo?, ¡¿está hablando de Leonardo?!... ¡Dios mío!...
-…

Ah, es mejor callarse, Felipe…
-Nadie le está diciendo a ese muchacho que no sea feliz- ‘a ese muchacho’: por qué no le ponemos nombre de una vez a ese muchacho-… Él puede ser feliz todo lo que quiera, Felipe; pero no haciendo daño…
-…
-…
-Él no le está haciendo daño a nadie. El no está haciendo nada malo. Yo sólo sé que se enamoró.
-¡Por Dios!
-Pero, pá, ¿cómo puede hacerle daño a nadie, si sólo se ha enamorado? Yo no entiendo, pá.
-¡Hay mil cosas que usted no entiende!

Maldición: ¿por qué tiene que gritar?
-…
-A su edad no se puede entender… Además, uno no se enamora a esa edad: enamorarse es algo serio.
-Pero usted y má…
-¡Sí, ya sé! Pero es distinto. Además, teníamos veinte años cuando nos casamos.

¡Casarse!: qué chiste…
-Ustedes eran novios desde niños…
-¡Es distinto, Felipe: entiendalo! Gabriela y yo… Yo podía amarla a ella porque… ¡porque es natural! Pero… ¡Dios!... ¡¿Usted sabe de quién se enamoró ese muchacho?!

¿Pero por qué tiene que gritar, pá?... Ya no grite más-ya no grite más…
-…
-¿Usted se ha puesto a pensar en eso, Felipe?
-…
-¿Usted sabe…?
-…
-¿Usted-sabe-de quién-se enamoró él?
-…
-…
-…
-…
-Él no se enamoró de un gato.

Un Beso de Dick - Fernando Molano

¿De un gato?, si me hubiese enamorado de un gato no habría tanto problema. Pero como me enamoré de un muchacho, el cuento fue otro.

Sodomita, enfermo, aberrado, pervertido, desviado, invertido, amanerado, torcido, raro, anormal, degradado, de ambiente, del otro lado/bando/equipo -para otros disfemismos consultar foros virtuales de grupos cristianos o el diccionario de la Iglesia Bautista de Westboro-, mariposa, mariposo, mariposón, marica, mariquita, maricón, puto, rosquete, muerdealmohada, loca, maniquebrado, soplanucas, galleta, pirobo, cacorro… Uno a uno de los niños del salón de clases soltaban una palabrota a la ‘loquíta’ del centro del aula.

¿Cómo puedo cargar con tanto apodo?, si basta con la confusión que uno tiene a sus doce años como para que le estén cambiando el mote cada cinco segundos, desde las cuatro esquinas del salón, durante las tres horas del acto cívico, las dos de recreo, y un timbre que suena me salva la vida.

Cinco, cuatro, tres, dos, uno… ¡Mamá, soy gay!

Luego vinieron los estigmas: “Lo único que le pido es que no me monte una peluquería”. Fue la respuesta de mamá.

Tanto problema por querer a un muchacho, como si mamá y papá, o los compañeros de clase y profesores, o las instituciones religiosas y gubernamentales fueran con uno de la mano hasta la cama. Tanta gente metiéndose en el lecho, cuando uno sólo quiere estar tranquilo con un muchacho.

5 comentarios:

  1. Hola Angel Lunático:

    ¡Cualquier coindicencia con la realidad de muchos es la pura verdad!

    Has dado en el clavo. Y como Un beso de Dick, pocos relatos.

    Abrazos mágicos y púrpuras.

    ResponderEliminar
  2. Está quedando muy bien éste ensayo, cuando lo termines todo merecería una publicación en una revista como el Malpensante jeje, me gusta mucho la forma en que abordaste las diferentes partes, como si fueran las secciones de una comida ^^ tvb

    ResponderEliminar
  3. PARCE....Con esta sí te volaste...MERO MERO MERO MERÍSIMOOOOOOOO ESCRITO. Algún día te dije que alguno era el mejor escrito que te había leído; esta noche me arrepiento: Este sí es el mejor escrito que te he leído.

    MERAAAAAA CHEVERIDADDDDDDDDDDDD...

    Pana, con este sí que me quito el sombrero....y hasta las enaguas. MERO.

    ResponderEliminar
  4. Hola Angel,

    Esto comienza muy bien.... seguiré pendiente.

    Saludos,

    ResponderEliminar
  5. Niño genio, vos como siempre, especialista en tocarnos con sutilezas el alma y los sentidos...un abrazo.

    ResponderEliminar