"Yo no sé hablar como todos, mis palabras suenan extrañas y vienen de lejos,

de donde no es, de los encuentros con nadie.

¿Qué artículos de consumo fabricar con mi melancolía a perpetuidad?"

Alejandra Pizarnik


viernes, 12 de diciembre de 2008

De la Capucha al Anonimato Virtual

Tras la saturación del tema en los medios de comunicación se puso sobre la mesa un asunto que había salido del ruedo hace algún tiempo: La protesta académica y el movimiento estudiantil. Con informaciones poco puntuales y un escándalo suscitado por una cuestión que ha estado latente en las universidades de Colombia desde hace más de setenta años, los medios informaron acerca de la insurgencia en las instituciones educativas y la intimidación que originaban los estudiantes que recurrían al anonimato para expresar su opinión.

El despliegue mediático, cualquiera haya sido su objetivo, dejó un sabor a inconformismo entre los estudiantes, quienes reaccionaron contra la desinformación y la malinterpretación que se estaban reflejando. Diversas manifestaciones fueron organizadas y no tardó el debate en llegar al lugar de encuentro de las nuevas generaciones, el Facebook.

Estudiantes de distintas universidades, diferentes ideas y posiciones, se dieron a la tarea de continuar la polémica, con la facilidad que da la Internet para desplegar argumentos, pero con el mismo anonimato que emana la capucha. Desde grupos que apoyan las ideas de los encapuchados como La capucha no es terrorista y los que opinan que “el problema no son las capuchas… Es la apología al delito”; hasta el pronunciamiento libre de los estudiantes que no apoyan estas ideas, el caso de CCC Contra los cobardes capuchos.

Es que hacen falta cosas en este país: democracia, libre albedrio y derecho a la protesta; que como las buenas ideas, se queda en la teoría. El internet da la garantía de opinar sin ser físicamente recriminado. Sin ese contacto personal, sin esa intimidación que nos representa el otro, se hace más llevadero el ejercicio de la democracia. Por eso estos grupos develan lo que en las universidades poco se trata: la posición sobre los encapuchados, la insurgencia y la protesta estudiantil.

Los foros cibernéticos poco se parecen a los reales, pero irónicamente es posible encontrar más verdades. La dinámica de la democracia radica en el debate, en la confrontación de ideas y estos lugares virtuales lo permiten. “Creo que a punta de papasos y otros métodos de lucha hacen que no pueda oírse nunca lo que argumentan. Por aferrarse a un método de lucha que se ha comprobado inútil y perjudicial, sus ideales están siendo satanizados”, opina una integrante del grupo Capuchos Universidades Públicas Colombianas, al cuestionamiento sobre su posición sobre los encapuchados; a lo que otro participante del foro responde, “Mira mujer, no creo que ninguna persona ame la violencia o le encante estar arriesgándose y chupando gas, lo que pasa es que cuando un estado o gobierno como el que tenemos ahora es tan cerrado en su pensamiento y cree tener la razón en todo, sabiendo que este estado controla los medios de comunicación privados y que a los independientes nadie en este país los ve o lee, una de las pocas formas de hacerse sentir es por medio de estos actos”.

Sin el temor a ser rechazados o reprendidos, los estudiantes ejercen su derecho a opinar, lo que evidencia la falta de comunicación que existe en las Alma Máter y la necesidad de una unidad plural en el movimiento estudiantil que valide este ejercicio no solo en el ciberespacio, también en los planteles educativos. “Creo que el fin de estos movimientos se ha empezado a desviar, además últimamente se ha demostrado (al menos en mi universidad) que la voz de los estudiantes que creemos en otros métodos de protesta ha sido callada, por así decirlo, pues se han hecho actos que atentan contra la integridad del estudiantado, con razones no muy claras” expone un personaje en otro de estos foros. Y es que aunque se protesta porque se haya dicho que las capuchas deberían ser exiliadas de las universidades, también se debe reclamar el derecho a la diversidad de pensamiento, de expresar sin miedo –y sin camuflajes- los propios enfoques, no se puede cometer el error de las grandes esferas, el de acallar las voces de las minorías y de los disidentes.

Una observación que a resaltar es la tendencia de estos grupos a discrepar con estos enmascarados y con sus ideas. Al buscar las palabras Capuchos o Encapuchados, se encuentra una cantidad de estas organizaciones, en su mayoría fastidiadas por la figura de estos personajes y apenas una minoría que apoya sus causas y les agradece su presencia en las universidades.

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Este artículo hace parte de un trabajo periodístico colectivo requerido para la clase de Periodismo Político en U de A, sobre la insurgencia en la universidad pública.

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