"Yo no sé hablar como todos, mis palabras suenan extrañas y vienen de lejos,

de donde no es, de los encuentros con nadie.

¿Qué artículos de consumo fabricar con mi melancolía a perpetuidad?"

Alejandra Pizarnik


sábado, 15 de agosto de 2009

Hijos de la Noche (II)

Nosotros, los seres que corremos la cortina al día, los engendros noctívagos, los exiliados del mundo diurno, los fotofóbicos, los trasnochados; nos componemos de átomos embriagados, un polvo que supura de cada antro y se extiende de la botella al vaso, del vaso a los labios, irriga por las comisuras y de allí a la mano que lo esparce al cabello, a la ropa… llega a las suelas.

Como los Muiscas y su Dorado, es oro líquido lo que nos baña. Es la cerveza el Ápeiron, El Fuego, la sustancia primaria del universo nocturno, la esencia creadora de toda existencia pagana e insomne.

Nosotros, dueños del Bacanal nocturno, invocando a nuestro Dionisio, que emana reinventado de la cebada.

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