Me enamoraron con Benedetti, yo mismo enamoré con Benedetti, incluso me enamoré de ese señor: Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia.
Algún fulano llegó recitándome Tactica y Estrategia, el típico, y resulta que ese fulano también era de los típicos: Lo recitó, le seguí, me dejó –por un zutano-. Al segundo lo abandoné después que me declamara Repaso Histórico, ahora supongo reposa con su último mengano.
Luego me llegó el turno, le entregue todos esos poemas ajenos a mi Mengano preferido, hasta que el amor se formalizó, hasta que los informales se enfriaron.
Imposible no recordar tantas cosas que me despierta Benedetti, y hoy que se ha ido y nos ha dejado tanto, quiero dejar este escrito para que ese señor alargue la inmortalidad que ya se ganó.
Hoy me quedo con mis dudas: si mi mengano no regresa ¿Qué sucede con este fulano?; seguro te estarán resolviendo las tuyas, ya debés saber si dios es mujer, seguro que el tuyo lo es. Como también Cristo habrá resuelto la suya de por qué le tocó nacer en el año cero de la era cristiana.
Con Benedetti aprendí a dudar, a saber que a veces las razones tiene un signo de interrogación al final. Ese señor me llenó los paréntesis que nadie ha logrado llenar, me hizo enfrentarme duramente al espejo, hacer una pausa y cantarme las verdades sin llorar mentiras. También que la culpa siempre es de uno cuando no enamora… y tantas otras cosas.
Me quedo con el otro que eras, Mario Benedetti. Ese otro que cargó con los adjetivos que le pusieron los molestos estudiosos de la lengua. Rompiste modelos, tu tinta se salvó tras ser perseguida, hasta que hoy tus intestinos no pudieron más, como el hígado de dios que le duele desde la inquisición.
Te dejaste tocar, viejito, te tocó la vida como al bandoneón. Eras tango y lo sabías, eso es lo mejor, que lo sabías. Y te cantaron... Sólo hoy te dejan descansar en tu estuche, pero tus notas retumban la eternidad.
Algún fulano llegó recitándome Tactica y Estrategia, el típico, y resulta que ese fulano también era de los típicos: Lo recitó, le seguí, me dejó –por un zutano-. Al segundo lo abandoné después que me declamara Repaso Histórico, ahora supongo reposa con su último mengano.
Luego me llegó el turno, le entregue todos esos poemas ajenos a mi Mengano preferido, hasta que el amor se formalizó, hasta que los informales se enfriaron.
Imposible no recordar tantas cosas que me despierta Benedetti, y hoy que se ha ido y nos ha dejado tanto, quiero dejar este escrito para que ese señor alargue la inmortalidad que ya se ganó.
Hoy me quedo con mis dudas: si mi mengano no regresa ¿Qué sucede con este fulano?; seguro te estarán resolviendo las tuyas, ya debés saber si dios es mujer, seguro que el tuyo lo es. Como también Cristo habrá resuelto la suya de por qué le tocó nacer en el año cero de la era cristiana.
Con Benedetti aprendí a dudar, a saber que a veces las razones tiene un signo de interrogación al final. Ese señor me llenó los paréntesis que nadie ha logrado llenar, me hizo enfrentarme duramente al espejo, hacer una pausa y cantarme las verdades sin llorar mentiras. También que la culpa siempre es de uno cuando no enamora… y tantas otras cosas.
Me quedo con el otro que eras, Mario Benedetti. Ese otro que cargó con los adjetivos que le pusieron los molestos estudiosos de la lengua. Rompiste modelos, tu tinta se salvó tras ser perseguida, hasta que hoy tus intestinos no pudieron más, como el hígado de dios que le duele desde la inquisición.
Te dejaste tocar, viejito, te tocó la vida como al bandoneón. Eras tango y lo sabías, eso es lo mejor, que lo sabías. Y te cantaron... Sólo hoy te dejan descansar en tu estuche, pero tus notas retumban la eternidad.
Dices cosas bellas, y tambien fuertes... Al igual que el elogiado, hoy también me uno a aquellos que rememoramos los momentos que nos han hecho vivir las letras de éste maestro, y quiero unirme a tus dudas sobre mi mengano... A pesar de todo, me siento feliz de haber conocido a ese mengano que me enseñó el secreto de los formales y el frío, la fragilidad de su corazón coraza... Grande Benedetti, en nuestras páginas te llevamos...
ResponderEliminarBrother... Este miércoles nos vemos, ojo pues.
ResponderEliminarUn abrazo
"No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
ResponderEliminarpero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos".
Te quiero mucho primis, un placer leerte.
Sabía que Lucas o vos iban a escribir algo. Al ver el título lo supe: me iba a gustar. Pero cumplió todas mis expectativas. Un abrazo.
ResponderEliminarUy! Ángel Lunático, te me has adelantado. Como tú, siento la ausencia de Benedetti, ese autor que tanto me hizo soñar y sentir en mi época universitaria, en mis épocas de enamorado y desenamorado y malquerido. Y Hoy.
ResponderEliminarGenial tu post. ¡Escribes de maravilla!
Abrazos tristes, mágicos y púrpuras
Experimento una amalgama de emociones cuando pienso y experimento (No creo que sea la palabra adecuada, pero no creo poder permitirme otra), a Benedetti,es mágico sentirse tan unido a alguien que no se conoce,pero que en alguna forma extraña hace parte de mi. Un río de almas que se reconocen en las letras, y se sienten iguales y parte del mismo torrente infinito, es en lo que pienso cuando reconozco el efecto de la poesía y en general de la literatura en mi
ResponderEliminary tantos otros. No puedo dejar de pensar en palabras como alma y espíritu, y en esa sensación de unión universal que conozco cuando advierto la presencia de sentimientos tan similares en vidas tan diferentes.
Hay algo en lo que quiero creer siempre, en la inmortalidad del espíritu humano reflejada en las letras, que considero alimento del "alma".
Me uno a todos ustedes en esa celebración de haber "conocido" a Benedetti, otro inmortal.
Salud y buena energía a todos.