Es curiosa la manera como contemplas la piel.
Te quedas mirándola con tal inocencia,
Con el asombro de un despertar insospechado.
Es malévola tu mirada,
Cuando te acercas al tacto lo tocas
Con tal fuerza que casi te confundes con la masa.
Que majestuosidad,
La que demuestra tu puñal cuando se desnuda para asaltar,
Y se siente tan cerca que se estremece el cuerpo
Cuando advierte su presencia.
Es cuando ataca el arma. Desangra el alma.
Y entonces el óbito excelso:
¡Dios! Que esplendida muerte,
Que sublime complacencia,
Que apacible daño,
¡Que dulce espasmo!
La vida es cuando llamas
Hace 5 días
Hahahaha ésta entrada me trae muy muy buenos recuerdos... No sé si también te los traiga a ti... En todo caso, siempre me sorprende tu visión del objeto filoso...
ResponderEliminar