Entre una mezcolanza de mierda y antidepresivos, hierbas y ácidos;
entre las piernas de una mujer vulnerada por un hijo de puta;
entre carnes, huesos, vísceras latientes nació Ángel.
¿No es una ironía que un ser digno de dios naciera en tan demencial pesebre?
¿No es una bofetada de la vida que tal criatura, perfecta en esencia, saliera de los desechos pestilentes de la raza humana?
Pues fuera como fuese así nació Ángel: el hijo de nadie, el acusado de todos.
También así creció, acostumbrándose cada vez a recibir escupitajos de la vida
También así creció, acostumbrándose cada vez a recibir escupitajos de la vida
sin más consuelo que el mundo que invento de los tantos libros devorados.
Al principio fue reservado. Había inventado una historia sobre su madre muerta por la tuberculosis; y su padre, un “honorable coronel” abatido noblemente en batalla. Luego sabría yo de su sórdido y estremecedor origen...
Al principio fue reservado. Había inventado una historia sobre su madre muerta por la tuberculosis; y su padre, un “honorable coronel” abatido noblemente en batalla. Luego sabría yo de su sórdido y estremecedor origen...
Ni el mundo es digno para Ángel ni Ángel para el mundo, sin embargo, nos toca a todos de indistintas e inimaginables maneras... Ángel, tan bello, tan pobre, tan frágil, tan fuerte, tan humano pero tan divino... Ángel, te necesitamos
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