Fuimos creados para escalar, criaturas en ascenso hemos sido, pero: ¿Ahora que?, hemos llegado al tope, al límite al que se nos permite alcanzar. Estamos en un lago, estancados en la cima de un gran volcán y, como monjes tibetanos, no queda más que humillar nuestro orgullo y deshacer nuestros pasos a lo básico.
Hemos lamido la victoria y palpado su lado amargo. Un mundo aburrido, insensible, gris, quieto; una realidad suicida encontramos en el futuro que tan soñado teníamos. Y si no se creen lo que digo, sólo miren sus aparatos mágicos, sus cajitas de fantasía, y encontraran un mundo en retroceso, una nostalgia pesada envuelve el aire.
Volvemos a nuestro origen tan lento como avanzamos, ahora el objetivo esta fijado en el punto de partida. Pero: ¡Oh sorpresa! el camino cuesta abajo es muy diferente, o por lo menos así lo idealizamos una vez más. Un pasado añorado, sublimado; que locura.
El viento no sopla en la misma dirección cuando se va de regreso, y los tiempos en los que se fantaseaba con un futuro mejor han terminado. El pesimismo de estos días hace pensar en que al fin de cuentas el futuro no seria lo esperado; ahora “todo tiempo pasado fue mejor”, por tanto, no queda más que echarse a rodar por la falda del recuerdo.
Destruimos el futuro, nos queda el pasado y, como siempre, olvidaremos el presente… Al final criaturas olvidadas seremos, no llegaremos hacer más que el suspiro de un dios que se ha sentado a reír de sus creaciones, de sus destrucciones. Un dios sin compasión, sin castigo alguno.
Hemos lamido la victoria y palpado su lado amargo. Un mundo aburrido, insensible, gris, quieto; una realidad suicida encontramos en el futuro que tan soñado teníamos. Y si no se creen lo que digo, sólo miren sus aparatos mágicos, sus cajitas de fantasía, y encontraran un mundo en retroceso, una nostalgia pesada envuelve el aire.
Volvemos a nuestro origen tan lento como avanzamos, ahora el objetivo esta fijado en el punto de partida. Pero: ¡Oh sorpresa! el camino cuesta abajo es muy diferente, o por lo menos así lo idealizamos una vez más. Un pasado añorado, sublimado; que locura.
El viento no sopla en la misma dirección cuando se va de regreso, y los tiempos en los que se fantaseaba con un futuro mejor han terminado. El pesimismo de estos días hace pensar en que al fin de cuentas el futuro no seria lo esperado; ahora “todo tiempo pasado fue mejor”, por tanto, no queda más que echarse a rodar por la falda del recuerdo.
Destruimos el futuro, nos queda el pasado y, como siempre, olvidaremos el presente… Al final criaturas olvidadas seremos, no llegaremos hacer más que el suspiro de un dios que se ha sentado a reír de sus creaciones, de sus destrucciones. Un dios sin compasión, sin castigo alguno.
Jajajaja creo que todos tenemos alguna vez una entrada de este enfoque en nuestros blogs, aún así me gusta mucho tu enfoque, siempre tienes la facilidad para decir todo tan suavemente como el dulce roce del satén sobre la piel, y a veces ni te das cuenta de lo que hay tras él... Es una gran capacidad, aprovechala ;)
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